Charlotte Salomon, pintora alemana de origen judío, deja
Berlín tras una infancia marcada por una tragedia familiar y una relación
amorosa que dejará en ella una huella definitiva, y pone rumbo a Francia
huyendo de los nazis. En el sur de Francia le esperan sus abuelos, quienes
custodian un secreto que Charlotte no puede conocer. Allí comienza a componer
su fascinante autobiografía a través de una obra única. Al saberse en peligro
confía sus cuadros a su médico a quien confiesa: «Es toda mi vida». Charlotte
muere a los veintiséis años en Auschwitz, lejos de su gran amor.
Su historia es la historia de un destino trágico.
”Charlotte” es la búsqueda de un escritor fascinado por una artista y es una
novela que, como la obra de Charlotte Salomon, inventa una nueva forma de arte.
La novela ha sido galardonada con los Premios Goncourt des Lycéens 2014 y el
prestigioso Renaudot.
Hay libros que marcan, que te dejan en un estado de desconcierto y dolor que no sabes cómo manejar y que pasada la resaca de la lectura te das cuenta que ha pasado a formar parte de ti y que, si sabes escuchar, sus páginas harán de ti, sino una mejor persona, al menos una que puede verse a sí misma con mayor indulgencia y cariño. Charlotte, para mí, es uno de ellos. No podía creerlo cuando di con este libro, pensé que sería difícil de conseguir y en realidad prácticamente se presentó ante mí; quiero pensar que estábamos destinados.
David Foenkinos reconoce que escribió este libro llevado por la obsesión que le produjo la figura de Charlotte Salomon desde que supo de ella gracias a una exposición de su obra; cuenta que se quedó literalmente sin palabras frente a esas pinturas tan complejas, que parecían gritar tantas cosas. De modo que se volcó a recoger los pasos de esta artista, quería saber más de ella, conocer sus motivaciones, esa vida trágica que le tocó en suerte y que ella decidió abrazar tanto como le fue posible.
Charlotte Salomon era una superdotada, tenía un temperamento muy particular heredado, quizá, de esas mujeres de su familia, aquellas que escondían mundos interiores tremendamente complejos, casi infiernos en vida en la medida en que permitían que la desgracia y la depresión les afectara a este grado. Fue el caso de su tía, la hermana de su madre de quien hereda el nombre, una mujer que se suicidó lanzándose de una ventana de su casa con solo dieciocho años, hecho que marcó profundamente a la madre de Charlotte, que nunca pudo recuperarse de este trauma; adoraba a su hermana y no hubo forma de volver a ser ella misma. Esta mujer hizo lo posible por llevar una vida normal, se hizo enfermera, conoció a un médico entregado a su profesión y se casó con él, teniendo luego a Charlotte, pero la depresión fue una constante en su vida hasta que se suicida dejando a su hija muy pequeña; a ella, por cierto, le hicieron creer que su madre había muerto de una enfermedad, no supo la verdad hasta varios años más tarde, y esto la marcó de forma terrible.
"Mientras la guerra continuaba, me senté junto al mar y
vi la profundidad del corazón de la humanidad"
Charlotte formaba parte de una familia bastante acomodada, con cierto prestigio en Alemania, pero eran también judíos, y cuando la amenaza Nazi se sumió sobre el país, no hubo manera de permanecer a salvo. Pese a ello, cuando su padre contrajo segundas nupcias con una famosa cantante, Charlotte conoció el mundo del arte y empezó a encontrar en la pintura el escape para su difícil vida; se enamoró locamente del maestro de canto de su madrastra, Alfred, un hombre que la alentó a desarrollar su talento, al grado que consiguió entrar a la escuela de Bellas Artes de Berlín pese a que en aquella época era casi imposible para un judío el conseguir un cupo. Sin embargo, el horror de la guerra y el fanatismo avanzaba, al grado que debió dejar la escuela y seguir a sus abuelos maternos en su refugio en Francia.
En determinado momento, debido al suicidio de su abuela y al conocimiento de la verdadera causa de la muerte de su madre, Charlotte se vio frente a un punto de quiebre en su vida; dejarse arrastrar por esa pasión y dolor que le corroían el alma y renunciar a su vida, o entregarse al arte y buscar en él la salvación. Optó por lo segundo y, con un ritmo impresionante, tal vez presintiendo lo cerca que tenía ya a la muerte, creó su gran obra "¿Vida
o teatro?" / "Leaben oder Thether?: Ein Singspiel", una serie de pinturas autobiográficas que no solo constan de pinturas en realidad, sino también de texto, poesía, conversaciones interiores y referencias musicales. Tal y como le dijo al Dr. Moridis, quien se convirtió en guardián de su obra al confiársela: "Mantenlo seguro, es toda mi vida".
Foenkinos escogió un estilo de narración curioso y original para narrar la historia de Charlotte; frases cortas que culminan en un punto y aparte, lo que le dan un aire casi poético, muy real. Según él, era la única forma de contar una vida tan trágica, poner un punto para recuperar el aliento y seguir con la historia. Si bien los libros con este tipo de narración pueden ser un poco desconcertantes, por así decir, no cuesta nada verse envuelto por el estilo y sentirse parte de la vida de Charlotte. Aunque la guerra y sus consecuencias ocupan un lugar importante de la obra y no se endulzan las cosas, sino que se habla de ellos con objetividad y sin adornos, este no es un libro acerca del horror y la muerte, sino de la vida. Es la historia de una mujer extraordinaria que pudo rendirse al dolor, nadie la habría culpado, motivos no le faltaban, pero escogió abrazar su desgracia y desnudar su corazón, viviendo quizá por esas muchas mujeres de su familia que no pudieron continuar; Charlotte es un canto de esperanza realista que recomiendo de todo corazón.
"Viviré por todas ellas”