Había pensado en escribir acerca de la caída del Muro de Berlín, de la que se conmemoran veinte años. Es algo que siempre me ha impactado, si bien entonces era muy pequeña para comprenderlo. Luego, ya mayor, llegué a la conclusión de que me tocaba tan íntimamente porque me horroriza pensar en todos aquellos separados de sus hermanos por la locura de unos gobernantes.
Sin embargo, leí ayer una columna de un conocido blogger de mi país, Mario Sifuentes, acerca del maltrato al que fue sometida recientemente Yoani Sánchez.
Imagino que quien lea esto debe de haberla oído nombrar alguna vez, y si no es así, tampoco es nada que no se pueda remediar con facilidad. Yo, al menos, no supe de su existencia hasta hace unos meses.
Yoani es una ciudadana cubana, filóloga de profesión, que tiene un muy exitoso blog en la isla. La mujer, Dios la bendiga, no tiene pelos en la lengua o en este caso, en los dedos, y desde el inicio ha contado las cosas como son en su Patria. No tiene filiación política, sólo expresa lo que vive un ciudadano común y corriente, más allá de lo que pueda pensar cualquiera que vea las cosas desde fuera. Obvio que el régimen actual no sale muy bien parado, ya que ella deja en claro que la vida por allá no es precisamente el Paraíso que los oficialistas quieren vender al mundo. Ojo, no pretendo, al menos en este momento, enarbolar la bandera de “libertad para la isla” o algo así, y no porque no lo piense exactamente, sino porque creo que la vida es algo más complicada que eso.
Lo que ocurre, además, es que no me considero lo suficientemente apta para dar información fehaciente, a lo mucho expresar mi opinión y este post en particular no es para eso. Si quieren saber bien lo que ocurre desde dentro, lean a Yoani.
Sifuentes mencionaba en su relato el cómo había sido brutalmente atacada esta joven mujer por enviados ya todo el mundo sabe de quiénes. Fue técnicamente secuestrada, junto a otros bloggers independientes y golpeada de un modo horroroso, siendo objeto de amenazas contra su vida y luego abandonada en una calle.
Soy consciente de la maldad que existe en el mundo, pero no puedo dejar de asombrarme por un hecho así. ¿Qué hizo Yoani? Nada malo, estoy segura. Es tan sólo una mujer y una madre valiente que se ha hecho un nombre propio, tal vez sin esperarlo, solamente por decir la verdad. Ha ganado innumerables premios que ni siquiera le han permitido recibir en persona, es constantemente amedrentada y hasta tiene que disfrazarse, por increíble que parezca, para visitar hoteles y así tener acceso al Internet que para los ciudadanos cubanos resulta casi prohibitivo por los altos costos. Como si eso fuera poco, la página desde la cual comunica ha sido bloqueada por el gobierno y debe enviar sus textos por medio de correos electrónicos para que amigos en el extranjero puedan publicarlos en su lugar.
Me partió el corazón leer su última entrada, en la cual relata el ataque y menciona que su mayor preocupación al ser liberada es cómo explicarle a su hijo todos esos golpes, qué decirle de su país en el que pueden hacerle algo así por atreverte a decir la verdad.
Yoani comenta también que no va a callar, que va a seguir pese a todo y yo no puedo menos que admirarla profundamente y rezar por su bienestar. Espero de todo corazón que toda la gente posible se una para repudiar este acto salvaje y que esos innombrables sepan que esa mujer no está sola, que hay millones de personas en todas partes del mundo atentos a cada uno de sus pasos y que pueden tener la plena seguridad de que la libertad les está tocando a la puerta hace tiempo y tarde o temprano van a tener que abrir.
¿Ironía final? El día que Yoani y sus amigos fueron secuestrados, se dirigían a una marcha por la paz, la cual tuvo mucho éxito, por cierto.
Sin embargo, leí ayer una columna de un conocido blogger de mi país, Mario Sifuentes, acerca del maltrato al que fue sometida recientemente Yoani Sánchez.
Imagino que quien lea esto debe de haberla oído nombrar alguna vez, y si no es así, tampoco es nada que no se pueda remediar con facilidad. Yo, al menos, no supe de su existencia hasta hace unos meses.
Yoani es una ciudadana cubana, filóloga de profesión, que tiene un muy exitoso blog en la isla. La mujer, Dios la bendiga, no tiene pelos en la lengua o en este caso, en los dedos, y desde el inicio ha contado las cosas como son en su Patria. No tiene filiación política, sólo expresa lo que vive un ciudadano común y corriente, más allá de lo que pueda pensar cualquiera que vea las cosas desde fuera. Obvio que el régimen actual no sale muy bien parado, ya que ella deja en claro que la vida por allá no es precisamente el Paraíso que los oficialistas quieren vender al mundo. Ojo, no pretendo, al menos en este momento, enarbolar la bandera de “libertad para la isla” o algo así, y no porque no lo piense exactamente, sino porque creo que la vida es algo más complicada que eso.
Lo que ocurre, además, es que no me considero lo suficientemente apta para dar información fehaciente, a lo mucho expresar mi opinión y este post en particular no es para eso. Si quieren saber bien lo que ocurre desde dentro, lean a Yoani.
Sifuentes mencionaba en su relato el cómo había sido brutalmente atacada esta joven mujer por enviados ya todo el mundo sabe de quiénes. Fue técnicamente secuestrada, junto a otros bloggers independientes y golpeada de un modo horroroso, siendo objeto de amenazas contra su vida y luego abandonada en una calle.
Soy consciente de la maldad que existe en el mundo, pero no puedo dejar de asombrarme por un hecho así. ¿Qué hizo Yoani? Nada malo, estoy segura. Es tan sólo una mujer y una madre valiente que se ha hecho un nombre propio, tal vez sin esperarlo, solamente por decir la verdad. Ha ganado innumerables premios que ni siquiera le han permitido recibir en persona, es constantemente amedrentada y hasta tiene que disfrazarse, por increíble que parezca, para visitar hoteles y así tener acceso al Internet que para los ciudadanos cubanos resulta casi prohibitivo por los altos costos. Como si eso fuera poco, la página desde la cual comunica ha sido bloqueada por el gobierno y debe enviar sus textos por medio de correos electrónicos para que amigos en el extranjero puedan publicarlos en su lugar.
Me partió el corazón leer su última entrada, en la cual relata el ataque y menciona que su mayor preocupación al ser liberada es cómo explicarle a su hijo todos esos golpes, qué decirle de su país en el que pueden hacerle algo así por atreverte a decir la verdad.
Yoani comenta también que no va a callar, que va a seguir pese a todo y yo no puedo menos que admirarla profundamente y rezar por su bienestar. Espero de todo corazón que toda la gente posible se una para repudiar este acto salvaje y que esos innombrables sepan que esa mujer no está sola, que hay millones de personas en todas partes del mundo atentos a cada uno de sus pasos y que pueden tener la plena seguridad de que la libertad les está tocando a la puerta hace tiempo y tarde o temprano van a tener que abrir.
¿Ironía final? El día que Yoani y sus amigos fueron secuestrados, se dirigían a una marcha por la paz, la cual tuvo mucho éxito, por cierto.
aglaia,hola aprovecho ahora que estoy mas descansada para poder visitar mis blogs amigos...
ResponderEliminartema yoani.me indigan la conoci por un programade tv .....y de ahi conoci su blog.....
no se que quieren callar que las cosas estan mal???????????
que el regimen noes lo que se muestra??????
que son tan ciegos y tontos para creerse sus mentiras????
señores!!!!!
permitime y te robo el logo y el post! esto se merece una protesta formal!!!!!!!
besos
fiona
Qué gusto me da que pases, Fionita y que tengas algo de tiempo libre.
ResponderEliminarTe diré que de Yoani no supe hasta hace unos meses por artículos periodísticos y siempre he estado atenta a lo que escribe, imagínate como me sentí cuando leí eso.
Llévate todo, sweetie, que la indignación es de todos y mientras más gente se una, mejor.
Besos.