Hace una semana, aproximadamente, se llevó a cabo en mi ciudad la primera Convención de Anime, Manga y Cómic (CONAMYC).
Se estuvo hablando del tema desde hace meses, porque siendo neófitos en organizar esta clase de eventos la emoción embarga a cualquiera.
Honestamente, no soy lo que se llamaría una súper fan; es decir, no de las serias. Me encanta el anime, aunque por falta de tiempo lo he descuidado y arrastro los que vi en mi adolescencia; los mangas no son mi fuerte porque resulta realmente complicado encontrarlos en mi país y aquí entre nos, los cómics jamás me han atraído particularmente. Aún con mis mediocres credenciales, sin embargo, moría de emoción por este evento.
La idea de reunirse en un solo lugar con un montón de gente que comparte tus mismos gustos, los productos que podría encontrar, las exhibiciones, el Cosplay y la elección de la J-Pop Perú eran motivos más que suficientes para separar entrada, al menos para alguna de las tres fechas.
Y lo mejor de todo es que se confirmó la presencia de un ídolo de multitudes, bueno, de todos los que tuvimos infancia, vamos. ¿Quién? El Capitán Memo. ¿Quién? Muy bien, corre a Wikipedia de inmediato. Está bien, dale, te ahorro el viaje, haré un resumen. El Capitán Memo es un compositor y cantante chileno que creó las melodías de los dibujos animados más conocidos de todos los tiempos. Quien no haya oído la canción de Candy Candy que tire la primera piedra. ¿Nadie? Eso pensé. Bueno, a eso súmenle Ángel, El Rey Arturo, Las fábulas del verde bosque, He-Man y otros treinta más. Ya sé, que esos son dibujos de los setenta y no todo el mundo vivía entonces, pero eso es lo de menos. El cincuenta por ciento de esas historias no las hubiera conocido de no ser por mi hermano mayor o el nunca bien ponderado Youtube. Y aún así, para eso están las repeticiones y fue de ese modo que conocí a muchos de esos personajes y siempre me pregunté quién podría haber sido ese que creó las canciones que avisaban el inicio de mi serie favorita y traen tantos recuerdos de mi niñez. Suponía que se trataba de la misma persona, porque a mi parecer tienen un estilo muy propio, pero no estaba segura. A inicios de este año se reveló el misterio y mi hermano fue al primer concierto que el Capitán dio en Lima. Por todo lo que me contó, juré que si volvía yo también iría a verlo como fuera; el CONAMYC fue la oportunidad perfecta, como si el destino estuviera hablando.
Imagina entrar a un espacio enorme y sentir como si hubieras cambiado de dimensión. En la puerta te topas con un muy amable integrante de la tripulación del Enterprise correctamente uniformado, claro, que te muestra una serie de objetos de colección que harían las delicias de cualquier fan de Star Trek. Te despides muy cortés, o tanto como puedes si acabas de ver a lo lejos una réplica exacta del pueblo de Hogsmeade y a un grupo de Hogwarts deambulando por ahí, con Voldemort a la cabeza. Luego de ofrecerle disculpas a un Ewok por pisarle el pie, o la pata en este caso, por andar corriendo como una loca, llegas al Paraíso; soy una fan de Harry Potter, desde luego que estaba en el Paraíso. Me encontré con un club que ni sabía que existiera y pude conversar un rato con sus integrantes, sí, con Voldemort también y un Gryffindor muy amable me prestó su varita y sombrero para tomarme una foto; de frente a mis tesoros.
No quería irme, pero había más que ver, de modo que me despedí prometiendo entrar a su página Web y saludarlos en el próximo capítulo de mi fic; los dejé muy entusiastas reclutando nuevos miembros y a Voldemort lo vi ir detrás de un sorprendido muñeco para tomarse una foto con él, ya sabemos qué hacen los súper villanos cuando están en plan relax.
De allí un bombardeo visual impresionante, todos los personajes habidos y por haber se me cruzaban de la nada y yo en la Gloria. Un Jack Sparrow daba vueltas con su acostumbrado caminar sinuoso (sería el pisco para estar a tono), todo la tribu de Naruto posando feliz y lista para subir al escenario a participar en el concurso de Cosplay, lo mismo que un grupo de Shaman King tan bien caracterizados que daban ganas de pellizcarse para confirmar que no estaba soñando. Lo que creo más resaltante es que nadie parecía “disfrazado”, sino que interpretaban orgullosos a sus personajes favoritos y eso es algo que se notaba a leguas, fanatismo del bueno.
Llegué al estrado para el concurso de J-Pop y aunque no entendía media palabra de lo que cantaban, lo mismo que quienes lo hacían, me atrevo a decir, la verdad es que estuvieron fantásticas las chicas y el triple empate en el primer lugar fue más que merecido.
Luego de dar un par de vueltas entre los Stands y casi agotando las baterías de mi cámara, tras comprar algunos recuerdos me atrincheré al pie del escenario. Después de ver a un Optimus Prime bailando Thriller (lo más surrealista de mi vida, seguro) vino la para mí desconocida seijuu Salomé Anjarí, que interpretó los temas de los animes modernos; fue una grata sorpresa, muy carismática y con una linda voz.
Aquí debo confesar tremenda trampa. Siempre me he considerado una persona muy honesta, pero hay situaciones en la vida que hacen tambalear todos los principios y como bien dice ese antiguo adagio hindú “rompe al menos un par de reglas en tu vida para ser feliz”. De modo que rompí una, quién soy yo para contradecir siglos de sabiduría. Resulta que un buen amigo de mi hermano, valiéndose de ciertas conexiones que no voy a detallar, logró que el apoderado del Capitán me permitiera pasar a su camerino a verlo. ¡Vi al Capitán de frente, le di un abrazo y le dije cuánto lo admiraba! ¡Fue tan genial! Lo conocí a él y a su compañera Sandra que debe ser una de las personas más encantadoras con las que me he topado, y el Capi es más serio de lo que parece, pero tiene ese brillo travieso en los ojos que delata a las almas eternamente jóvenes. Me di el gusto enorme de saludarlos y tomarme un par de fotos con ellos; salí con la seguridad de que si me caía un rayo encima en ese momento, estaba todo bien.
Luego me preparé para ver el concierto y puedo asegurar que fue uno de los más alucinantes en los que he estado. Tanta buena vibra y emoción de la gente que me rodeaba me dejó absolutamente sorprendida; era como si por un momento me hubiera convertido en un Dementor que absorbía todo ese júbilo y entusiasmo, pero sin perjudicar a nadie. Coreé cada canción con la voz bajita y lancé un par de gritos que no pude contener. La actuación estuvo impecable y tanto el Capitán como Sandra y el resto de la banda se dieron por entero. Cuando acabó aplaudimos a rabiar y me tomó más de un minuto recuperar el oído y la estabilidad, completamente aturdida.
De allí, con miles de hermosos recuerdos en el corazón, salí a buscar un taxi acompañada por hordas de almas hermanas y personajes de fantasía que iluminaban las calles de Lima como un paseo de antorchas, fue simplemente inolvidable.
Los dejo con un video muy bonito de una de las canciones interpretadas por el Capitán en el concierto; por allí debo de estar yo, cámara en mano, ¿Se notaba la euforia?
Se estuvo hablando del tema desde hace meses, porque siendo neófitos en organizar esta clase de eventos la emoción embarga a cualquiera.
Honestamente, no soy lo que se llamaría una súper fan; es decir, no de las serias. Me encanta el anime, aunque por falta de tiempo lo he descuidado y arrastro los que vi en mi adolescencia; los mangas no son mi fuerte porque resulta realmente complicado encontrarlos en mi país y aquí entre nos, los cómics jamás me han atraído particularmente. Aún con mis mediocres credenciales, sin embargo, moría de emoción por este evento.
La idea de reunirse en un solo lugar con un montón de gente que comparte tus mismos gustos, los productos que podría encontrar, las exhibiciones, el Cosplay y la elección de la J-Pop Perú eran motivos más que suficientes para separar entrada, al menos para alguna de las tres fechas.
Y lo mejor de todo es que se confirmó la presencia de un ídolo de multitudes, bueno, de todos los que tuvimos infancia, vamos. ¿Quién? El Capitán Memo. ¿Quién? Muy bien, corre a Wikipedia de inmediato. Está bien, dale, te ahorro el viaje, haré un resumen. El Capitán Memo es un compositor y cantante chileno que creó las melodías de los dibujos animados más conocidos de todos los tiempos. Quien no haya oído la canción de Candy Candy que tire la primera piedra. ¿Nadie? Eso pensé. Bueno, a eso súmenle Ángel, El Rey Arturo, Las fábulas del verde bosque, He-Man y otros treinta más. Ya sé, que esos son dibujos de los setenta y no todo el mundo vivía entonces, pero eso es lo de menos. El cincuenta por ciento de esas historias no las hubiera conocido de no ser por mi hermano mayor o el nunca bien ponderado Youtube. Y aún así, para eso están las repeticiones y fue de ese modo que conocí a muchos de esos personajes y siempre me pregunté quién podría haber sido ese que creó las canciones que avisaban el inicio de mi serie favorita y traen tantos recuerdos de mi niñez. Suponía que se trataba de la misma persona, porque a mi parecer tienen un estilo muy propio, pero no estaba segura. A inicios de este año se reveló el misterio y mi hermano fue al primer concierto que el Capitán dio en Lima. Por todo lo que me contó, juré que si volvía yo también iría a verlo como fuera; el CONAMYC fue la oportunidad perfecta, como si el destino estuviera hablando.
Imagina entrar a un espacio enorme y sentir como si hubieras cambiado de dimensión. En la puerta te topas con un muy amable integrante de la tripulación del Enterprise correctamente uniformado, claro, que te muestra una serie de objetos de colección que harían las delicias de cualquier fan de Star Trek. Te despides muy cortés, o tanto como puedes si acabas de ver a lo lejos una réplica exacta del pueblo de Hogsmeade y a un grupo de Hogwarts deambulando por ahí, con Voldemort a la cabeza. Luego de ofrecerle disculpas a un Ewok por pisarle el pie, o la pata en este caso, por andar corriendo como una loca, llegas al Paraíso; soy una fan de Harry Potter, desde luego que estaba en el Paraíso. Me encontré con un club que ni sabía que existiera y pude conversar un rato con sus integrantes, sí, con Voldemort también y un Gryffindor muy amable me prestó su varita y sombrero para tomarme una foto; de frente a mis tesoros.
No quería irme, pero había más que ver, de modo que me despedí prometiendo entrar a su página Web y saludarlos en el próximo capítulo de mi fic; los dejé muy entusiastas reclutando nuevos miembros y a Voldemort lo vi ir detrás de un sorprendido muñeco para tomarse una foto con él, ya sabemos qué hacen los súper villanos cuando están en plan relax.
De allí un bombardeo visual impresionante, todos los personajes habidos y por haber se me cruzaban de la nada y yo en la Gloria. Un Jack Sparrow daba vueltas con su acostumbrado caminar sinuoso (sería el pisco para estar a tono), todo la tribu de Naruto posando feliz y lista para subir al escenario a participar en el concurso de Cosplay, lo mismo que un grupo de Shaman King tan bien caracterizados que daban ganas de pellizcarse para confirmar que no estaba soñando. Lo que creo más resaltante es que nadie parecía “disfrazado”, sino que interpretaban orgullosos a sus personajes favoritos y eso es algo que se notaba a leguas, fanatismo del bueno.
Llegué al estrado para el concurso de J-Pop y aunque no entendía media palabra de lo que cantaban, lo mismo que quienes lo hacían, me atrevo a decir, la verdad es que estuvieron fantásticas las chicas y el triple empate en el primer lugar fue más que merecido.
Luego de dar un par de vueltas entre los Stands y casi agotando las baterías de mi cámara, tras comprar algunos recuerdos me atrincheré al pie del escenario. Después de ver a un Optimus Prime bailando Thriller (lo más surrealista de mi vida, seguro) vino la para mí desconocida seijuu Salomé Anjarí, que interpretó los temas de los animes modernos; fue una grata sorpresa, muy carismática y con una linda voz.
Aquí debo confesar tremenda trampa. Siempre me he considerado una persona muy honesta, pero hay situaciones en la vida que hacen tambalear todos los principios y como bien dice ese antiguo adagio hindú “rompe al menos un par de reglas en tu vida para ser feliz”. De modo que rompí una, quién soy yo para contradecir siglos de sabiduría. Resulta que un buen amigo de mi hermano, valiéndose de ciertas conexiones que no voy a detallar, logró que el apoderado del Capitán me permitiera pasar a su camerino a verlo. ¡Vi al Capitán de frente, le di un abrazo y le dije cuánto lo admiraba! ¡Fue tan genial! Lo conocí a él y a su compañera Sandra que debe ser una de las personas más encantadoras con las que me he topado, y el Capi es más serio de lo que parece, pero tiene ese brillo travieso en los ojos que delata a las almas eternamente jóvenes. Me di el gusto enorme de saludarlos y tomarme un par de fotos con ellos; salí con la seguridad de que si me caía un rayo encima en ese momento, estaba todo bien.
Luego me preparé para ver el concierto y puedo asegurar que fue uno de los más alucinantes en los que he estado. Tanta buena vibra y emoción de la gente que me rodeaba me dejó absolutamente sorprendida; era como si por un momento me hubiera convertido en un Dementor que absorbía todo ese júbilo y entusiasmo, pero sin perjudicar a nadie. Coreé cada canción con la voz bajita y lancé un par de gritos que no pude contener. La actuación estuvo impecable y tanto el Capitán como Sandra y el resto de la banda se dieron por entero. Cuando acabó aplaudimos a rabiar y me tomó más de un minuto recuperar el oído y la estabilidad, completamente aturdida.
De allí, con miles de hermosos recuerdos en el corazón, salí a buscar un taxi acompañada por hordas de almas hermanas y personajes de fantasía que iluminaban las calles de Lima como un paseo de antorchas, fue simplemente inolvidable.
Los dejo con un video muy bonito de una de las canciones interpretadas por el Capitán en el concierto; por allí debo de estar yo, cámara en mano, ¿Se notaba la euforia?
aglaia creo que todo es bueno...jaja sobre todo si es parte de nuestra fantasia,esa que alimenta el espiritu.
ResponderEliminarel año pasado em contaron unas amigas chilenas bloggeras que se reconocieron por unas camisteas ,la de una de ellas decia: ACCIO SIRIUS!!!!!!!!
jsjsjs
a mi me gustaria ir a la k-com creo que se llama donde todos los años va la mama de cazadores oscuros :sherrylin Kenyon
ajjajaj ahi muero por verla!!!!
a proposito como vas con los cazadores?
un beso
fiona
ACCIO SIRIUS!!! Morí, qué maravilla, yo quiero.
ResponderEliminarUno de mis sueños también es ir a ese Comicon o como sea que se llame, debe de ser alucinante y conocer a todo el mundo.
Veo a Sherrylin y le pido el número de Ash, si ya me veo, pobre mujer.
Los cazadores y yo vamos perfectamente, no sabes lo bien que hemos calzado.
Te diré que luego de Ash, por supuesto, me voy quedando con Valerius, es que me atraen esos hombres torturados, no hay nada que hacer.
Y sigo leyendo feliz de la vida, gracias por esta maravillosa adicción.
Besos.
Aglaia.