En la Inglaterra de 1820 la única carrera para la mujer es
casarse. Pero Kate Worthington conoce su corazón y sabe bien que nunca lo hará.
Su plan es viajar a la India, aunque solo sea para encontrar la paz que le pide
su espíritu inquieto y para escapar de una familia a la que aborrece. Sin
embargo, su entrometida madre tiene otros planes para ella, así que le plantea
un trato: podrá ir a la India, sí, pero solo tras haber conseguido—y rechazado—
tres propuestas de matrimonio.
Decidida a cumplir su parte del trato, Kate parte hacia la
mansión de Blackmoore, para pedir ayuda a su amigo de la infancia, Henry
Delafield. ¿Será capaz de rechazar una propuesta que, en realidad, es lo único
que puede dar alas a su corazón?
Julianne Donaldson es una autora que descubrí gracias a Edenbrooke, su primera obra publicada y caí rendida por su estilo sencillo y tan sentimental que me recordó a grandes autoras del género de la romántica y de algunas clásicas. En su momento hice una reseña para ese libro, que podrán encontrar aquí, y prometí que tan pronto como pudiera leer Blackmoore, su siguiente obra, compartiría también mis impresiones. Bueno, al fin me di el gusto de comprarlo, y lo he disfrutado de principio a fin.
Kate Worthinton es una de esas heroínas con las que resulta imposible no sentirte identificada porque es muy humana, con lo bueno y lo malo que ello implica. En este caso, es una joven inteligente, despierta, con un sentido de la aventura muy desarrollado, pero oprimida por una familia que deja mucho que desear. Un padre indiferente y encerrado en sí mismo, unas hermanas frívolas y egoístas y, lo peor, una madre que hace parecer a la señora Bennet de Orgullo y prejuicio como un ser angelical y preocupado por la felicidad de sus hijas; en verdad me atrevo a decir que es uno de los personajes más aborrecibles acerca de los que he leído últimamente y sentí una pena infinita por Kate ante todo lo que la pobre debe soportar.
Por otro lado tenemos a Henry Delafield, nuestro protagonista, que es sencillamente adorable y encantador. No lo sé, quizá sea la edad y la experiencia, pero he llegado a un punto en mi vida, que aplica también a mis lecturas, claro, en que aprecio la bondad por sobre todas las cosas; siempre es interesante leer acerca de personajes complejos y oscuros, me encantan, pero sin duda caeré rendida ante un protagonista que se muestra sencillo, sin dobleces y que es todo generosidad y desprendimiento, como Henry.
Cuando Kate al fin se ve a punto de cumplir uno de sus sueños, el visitar Blackmoore, la propiedad que su querido amigo Henry alguna vez heredará y de la que tanto ha oído hablar, no puede estar más feliz, además de que está decidida a cumplir su sueño de viajar a la India con su tía favorita. Sin embargo, gracias a la intervención de su madre (¿he mencionado cuánto la odio?), ve en riesgo sus planes. De modo que debe transigir a hacer un extraño pacto: solo podrá visitar Blackmoore y hacer el viaje de sus sueños si consigue tres propuestas matrimoniales, las mismas que deberá rechazar.
Bajo esta premisa, Donaldson nos lleva a la hermosa Blackmoore, una casa cargada de secretos, que nos es presentada de forma perfecta con descripciones al detalle que logran que sintamos casi como si estuviéramos allí. Es evidente lo mucho que Henry ama a Kate, excepto para ella, creo, y resulta frustrante ver cómo ella está obsesionada en alejarse de él y todo lo que la rodea, además de que ha prometido no casarse jamás; pero es gracias a sus pensamientos, ya que la historia está narrada en primera persona, y debido a esos inteligentes saltos al pasado que la autora intercala en la narración, que descubriremos cuáles son los verdaderos motivos que llevan a Kate a actuar cómo lo hace.
Blackmoore sigue la estela dejada por Edenbrooke; mantiene ese aire cargado de sencillez y exquisito romanticismo y me atrevo a decir que lo supera un poco en lo que se refiere al desarrollo de personajes secundarios y la complejidad de la trama. Un libro muy recomendable.