Me animé a crear este blog porque
me encanta escribir y me gustaría compartir con otras personas mis opiniones, ideas, sueños...
Y me gustaria conocer lo que opinan los demás para interactuar de este modo, y aprender, siempre aprender algo.
No estaba segura de si podría o debería escribir acerca de esta película. Al no ser fan, obviamente no despierta en mí el mismo entusiasmo que en otros, pero supongo que también ello me permitirá ser un poco más imparcial en mis opiniones.
Es bueno mencionar, claro, que he leído los cuatro libros de la saga publicados hasta ahora. Rápidamente puedo decir que el primero me pareció interesante, nada más. Seguí con el segundo porque me prestaron los que faltaban y lo considero el mejor gracias al desarrollo del que podría considerarse mi personaje favorito: Jacob Black. Ahora, no vayan a pensar que paso a formar parte de lo que llaman club o team Jacob, nada más alejado de la realidad.
Resumiendo, no me gustan los protagonistas, léase Edward y Bella; su amor no me parece sano, creo que algo está muy mal en una persona o vampiro que piensa que una relación puede llevarse de ese modo. Para soñar un rato no está mal, pero luego ya vas pensando en ir y llamar a la policía para pedir orden de restricción; esa dependencia enfermiza me pone en guardia. Si se le suma a eso la eterna actitud deprimente que parece envolverlos, pues paso.
Pero hay muchos personajes que sí me parecen interesantes y que lamentablemente Meyer no desarrolló como me hubiera gustado: Jacob, como ya mencioné, Alice, Jasper, James, Victoria, Leah y algún otro que se me escapa en este momento.
Creí necesario hacer estas aclaraciones antes de empezar a hablar de la película para que puedan comprender mis comentarios respecto a algunas escenas y no sean tomados a mal, sino como el sarcasmo que utilizo el 90% del tiempo cuando algo no me convence.
Ya, bueno, vamos a Luna Nueva.
A su favor puedo decir que ha estado bastante mejor que la primera y que definitivamente es una gran cosa ir a ver una película con casi nulas expectativas.
Confieso que mi mayor incentivo para ir era ver a Taylor Lautner sin camisa y que si por algún error del guión Bella moría al caer del acantilado, cosa que lamentablemente no sucedió, sería muy feliz; pero la esperanza siempre vive, ¿no?
A Edward no se le ve mucho y eso ya es un gran punto a favor, en serio, su personaje me anula anímicamente, ¿cuál es su problema? Eres inmortal, prácticamente indestructible, tienes una familia mucho más agradable de lo que te mereces y ¡brillas! ¿Qué más quieres? Tienes más de cien años, madura ya.
Kristen es Bella, ni vuelta que darle, lo cual no resulta precisamente un halago, pero casi, casi, me agradó su actuación esta vez, sospecho que por la influencia de Taylor.
Los Cullen desperdiciados para variar. Dos puntos a resaltar aquí, uno positivo y el otro muy triste. Comenzando con lo malo, ¿qué hizo el pobre actor que interpreta a Jasper para que se ensañen así con él? Ya dije que me gusta el personaje, pero en la primera tenía una cara de angustia que una no sabía qué pensar y creo que ni abrió la boca; y en esta parece que hubiera tenido a dos mapaches disputándose la presa en su cabeza y uno hubiera quedado muerto allí; la estilista debe odiarlo. Lo que me gustó y mucho fue ver a Alice en Volterra, la amé con el pañuelo en el cabello, diva total.
Los hombres lobo le dieron mucha acción y dinámica a la película, se veía un grupo bien compenetrado, aunque fueran opacados por Taylor, ¿mencioné lo mal que me siento de babear cada vez que aparece sin camisa? Bueno, será mi placer culposo número…no sé, perdí la cuenta.
La actriz que interpreta a Victoria me encanta, la persecución en el bosque tiene una belleza que me asombró, de lo mejor de la cinta; lamentablemente la reemplazarán en Eclipse por Bryce Dallas Howard que me cae muy bien, pero no me convence para el papel, habrá que verla.
¿Vieron esa parte en la que Bella están en la ventana y pasan los meses del calendario? Eso como que fue un poquito demasiado, no pude evitar reír, creo que llevaba la misma ropa.
Si algo llamó mi atención en este libro directamente relacionado con los vampiros, fueron los Vulturi, y cuando supe que Michael Sheen y Dakota Fanning serían parte del grupo no pude menos que emocionarme, me encantan. Michael tan grande como siempre y Dakota muy correcta, pero sus escenas fueron mínimas y los demás no estuvieron a la altura; pensar que se fueron hasta Italia y no le sacaron el debido provecho, pero en fin…
No sé quién es el encargado de la música, pero tiene muy buen gusto y la fotografía para resaltar. El nuevo director abusó un poco de los efectos especiales, creo, pero en general era de esperarse, convertir a chicos en lobos no es cosa fácil. Lo que me molesta y mucho es todo lo que le hacen a Robert, cubriéndolo de blanco para luego hacerlo brillar como un arbolito de Navidad; tal vez esa sea la visión de Meyer para Edward, pero destrozan a un actor que en la vida real me parece muy atractivo. Gracias a Dios se le puede ver en otras películas.
Esa escena con Bella hecha una vampira tiene que pasar a la posteridad como una de las más absurdas que he visto, ¿de dónde sacaron semejante vestido?
Como balance general diría que es más que superior a Crepúsculo, la inclusión de nuevos personajes le hizo mucho bien y aunque no comparto el delirio que ocasiona es más que agradable para ir al cine a distraerse un rato.
Espero no sonar muy dura ni mucho menos, respeto a los fans porque sé lo que es amar un mundo irreal pero que cobra vida en nuestro corazón y del que idealizas cada detalle; me pasa con Harry Potter y odio cuando alguien ha osado lanzarme una mirada escéptica por ello. No obstante, no quería dejar de dar mi opinión libre sobre esta película, ya he mencionado que en este blog respetamos la libertad de expresión.
Y ya que estamos en eso, ¿alguien sabe dónde está el petitorio para rogarle a Taylor Lautner que no se ponga una camisa nunca más? Necesito firmar.
La angustia que oprime el pecho ayer cargado de dulzura y fe. El miedo que nos envuelve, mientras somos golpeados una y otra vez por la desazón. Injusticia plena, realidad amarga, el corazón congelado con el frío de la decepción.
Hace una semana, aproximadamente, se llevó a cabo en mi ciudad la primera Convención de Anime, Manga y Cómic (CONAMYC).
Se estuvo hablando del tema desde hace meses, porque siendo neófitos en organizar esta clase de eventos la emoción embarga a cualquiera.
Honestamente, no soy lo que se llamaría una súper fan; es decir, no de las serias. Me encanta el anime, aunque por falta de tiempo lo he descuidado y arrastro los que vi en mi adolescencia; los mangas no son mi fuerte porque resulta realmente complicado encontrarlos en mi país y aquí entre nos, los cómics jamás me han atraído particularmente. Aún con mis mediocres credenciales, sin embargo, moría de emoción por este evento.
La idea de reunirse en un solo lugar con un montón de gente que comparte tus mismos gustos, los productos que podría encontrar, las exhibiciones, el Cosplay y la elección de la J-Pop Perú eran motivos más que suficientes para separar entrada, al menos para alguna de las tres fechas.
Y lo mejor de todo es que se confirmó la presencia de un ídolo de multitudes, bueno, de todos los que tuvimos infancia, vamos. ¿Quién? El Capitán Memo. ¿Quién? Muy bien, corre a Wikipedia de inmediato. Está bien, dale, te ahorro el viaje, haré un resumen. El Capitán Memo es un compositor y cantante chileno que creó las melodías de los dibujos animados más conocidos de todos los tiempos. Quien no haya oído la canción de Candy Candy que tire la primera piedra. ¿Nadie? Eso pensé. Bueno, a eso súmenle Ángel, El Rey Arturo, Las fábulas del verde bosque, He-Man y otros treinta más. Ya sé, que esos son dibujos de los setenta y no todo el mundo vivía entonces, pero eso es lo de menos. El cincuenta por ciento de esas historias no las hubiera conocido de no ser por mi hermano mayor o el nunca bien ponderado Youtube. Y aún así, para eso están las repeticiones y fue de ese modo que conocí a muchos de esos personajes y siempre me pregunté quién podría haber sido ese que creó las canciones que avisaban el inicio de mi serie favorita y traen tantos recuerdos de mi niñez. Suponía que se trataba de la misma persona, porque a mi parecer tienen un estilo muy propio, pero no estaba segura. A inicios de este año se reveló el misterio y mi hermano fue al primer concierto que el Capitán dio en Lima. Por todo lo que me contó, juré que si volvía yo también iría a verlo como fuera; el CONAMYC fue la oportunidad perfecta, como si el destino estuviera hablando.
Imagina entrar a un espacio enorme y sentir como si hubieras cambiado de dimensión. En la puerta te topas con un muy amable integrante de la tripulación del Enterprise correctamente uniformado, claro, que te muestra una serie de objetos de colección que harían las delicias de cualquier fan de Star Trek. Te despides muy cortés, o tanto como puedes si acabas de ver a lo lejos una réplica exacta del pueblo de Hogsmeade y a un grupo de Hogwarts deambulando por ahí, con Voldemort a la cabeza. Luego de ofrecerle disculpas a un Ewok por pisarle el pie, o la pata en este caso, por andar corriendo como una loca, llegas al Paraíso; soy una fan de Harry Potter, desde luego que estaba en el Paraíso. Me encontré con un club que ni sabía que existiera y pude conversar un rato con sus integrantes, sí, con Voldemort también y un Gryffindor muy amable me prestó su varita y sombrero para tomarme una foto; de frente a mis tesoros.
No quería irme, pero había más que ver, de modo que me despedí prometiendo entrar a su página Web y saludarlos en el próximo capítulo de mi fic; los dejé muy entusiastas reclutando nuevos miembros y a Voldemort lo vi ir detrás de un sorprendido muñeco para tomarse una foto con él, ya sabemos qué hacen los súper villanos cuando están en plan relax.
De allí un bombardeo visual impresionante, todos los personajes habidos y por haber se me cruzaban de la nada y yo en la Gloria. Un Jack Sparrow daba vueltas con su acostumbrado caminar sinuoso (sería el pisco para estar a tono), todo la tribu de Naruto posando feliz y lista para subir al escenario a participar en el concurso de Cosplay, lo mismo que un grupo de Shaman King tan bien caracterizados que daban ganas de pellizcarse para confirmar que no estaba soñando. Lo que creo más resaltante es que nadie parecía “disfrazado”, sino que interpretaban orgullosos a sus personajes favoritos y eso es algo que se notaba a leguas, fanatismo del bueno.
Llegué al estrado para el concurso de J-Pop y aunque no entendía media palabra de lo que cantaban, lo mismo que quienes lo hacían, me atrevo a decir, la verdad es que estuvieron fantásticas las chicas y el triple empate en el primer lugar fue más que merecido.
Luego de dar un par de vueltas entre los Stands y casi agotando las baterías de mi cámara, tras comprar algunos recuerdos me atrincheré al pie del escenario. Después de ver a un Optimus Prime bailando Thriller (lo más surrealista de mi vida, seguro) vino la para mí desconocida seijuu Salomé Anjarí, que interpretó los temas de los animes modernos; fue una grata sorpresa, muy carismática y con una linda voz.
Aquí debo confesar tremenda trampa. Siempre me he considerado una persona muy honesta, pero hay situaciones en la vida que hacen tambalear todos los principios y como bien dice ese antiguo adagio hindú “rompe al menos un par de reglas en tu vida para ser feliz”. De modo que rompí una, quién soy yo para contradecir siglos de sabiduría. Resulta que un buen amigo de mi hermano, valiéndose de ciertas conexiones que no voy a detallar, logró que el apoderado del Capitán me permitiera pasar a su camerino a verlo. ¡Vi al Capitán de frente, le di un abrazo y le dije cuánto lo admiraba! ¡Fue tan genial! Lo conocí a él y a su compañera Sandra que debe ser una de las personas más encantadoras con las que me he topado, y el Capi es más serio de lo que parece, pero tiene ese brillo travieso en los ojos que delata a las almas eternamente jóvenes. Me di el gusto enorme de saludarlos y tomarme un par de fotos con ellos; salí con la seguridad de que si me caía un rayo encima en ese momento, estaba todo bien.
Luego me preparé para ver el concierto y puedo asegurar que fue uno de los más alucinantes en los que he estado. Tanta buena vibra y emoción de la gente que me rodeaba me dejó absolutamente sorprendida; era como si por un momento me hubiera convertido en un Dementor que absorbía todo ese júbilo y entusiasmo, pero sin perjudicar a nadie. Coreé cada canción con la voz bajita y lancé un par de gritos que no pude contener. La actuación estuvo impecable y tanto el Capitán como Sandra y el resto de la banda se dieron por entero. Cuando acabó aplaudimos a rabiar y me tomó más de un minuto recuperar el oído y la estabilidad, completamente aturdida.
De allí, con miles de hermosos recuerdos en el corazón, salí a buscar un taxi acompañada por hordas de almas hermanas y personajes de fantasía que iluminaban las calles de Lima como un paseo de antorchas, fue simplemente inolvidable.
Los dejo con un video muy bonito de una de las canciones interpretadas por el Capitán en el concierto; por allí debo de estar yo, cámara en mano, ¿Se notaba la euforia?
Bueno, me haré publicidad ya que no me cuesta nada. He empezado una nueva historia y me he dado el gusto también de crear un blog para ella solita, es mi proyecto más ambicioso y creo que se lo merece. Dejo el link de Destino y juro que no importa lo que lleve a pensar su nombre, no tiene elementos de telenovelas.
Mis instintos me han llevado a fangirlear de otra de mis series favoritas.
Considerando que el último domingo estuve en una Convención de Anime, Manga y Cómics de la que subiré algo luego, sólo podía pensar en una serie: The Big Bang Theory.
Esta debe de ser la mejor comedia que se emite actualmente en televisión, es sencillamente genial.
Supongo que casi todo el mundo debe haberla visto, pero igual doy algunos alcances para quien no sepa de ella.
La serie tiene por protagonistas a dos genios de la física, tan geeks como el que más: Leonard y Sheldon, que comparten un apartamento y trabajan en la misma universidad.
Leonard es un físico práctico de carácter apacible, tímido y con un sentido de la amistad muy desarrollado que intenta siempre encajar con lo que él llama la gente “normal”. Sheldon es la otra cara de la moneda, pues le importa poco la opinión ajena, sabe lo inteligente que es y de por sí se considera superior al resto de la humanidad. Sumado a eso que al parecer sufre del síndrome de Asperger, es decir que está incapacitado para sentir empatía con otras personas, pues tenemos a tremendo personaje.
Pero no están solos, tienen otros dos compañeros de trabajo y amigos: Howard, ingeniero de profesión, el único sin un doctorado, lo que siempre provoca las bromas de los demás y Raj, un astrofísico hindú que en mi opinión resulta el más tratable del grupo, el problema es que sufre una extraña condición que le impide siquiera hablar delante de personas del sexo opuesto a menos que esté bajo los efectos del alcohol o crea estarlo.
La serie empieza con la llegada al edificio de una nueva vecina, la guapa y extrovertida Penny, que pone de cabeza a Leonard para desconcierto de Sheldon que no comprende cómo su amigo puede fijarse en alguien que él considera intelectualmente inferior; sin embargo la verdad es que Penny tal vez no sea un genio, pero si es muy divertida, sarcástica y tiene un gran corazón, por lo que se integra a este grupo tan extraño casi desde un inicio.
Me encanta la serie porque es muy fresca, está perfectamente hecha y los realizadores cuidan hasta el último detalle, tanto así que hasta las ecuaciones que se ven en las pizarras o muros son auténticas. Lo usual es que una comedia empiece muy prometedora y luego decaiga, pero este no es el caso, al contrario, ha ido de menos a más.
Sheldon es uno de los mejores personajes de comedia que he visto en mucho tiempo, lo encuentro tan irritante como adorable, no puedes molestarte con sus comentarios porque sabes que no lo dice con mala intención y además un hombre que adora de ese modo a su abuela y permite que su madre lo manipule pese a su brillantez con los ojos cerrados resulta más que simpático. Sus discusiones con Penny son de antología y cada vez que aparecen juntos en pantalla se roban el show. Jim Parsons fue nominado a un Emmy a mejor actor de comedia por este papel y obtuvo un Teen Choice Award en la misma categoría.
Leonard, con su embobamiento total por Penny, esa manera en que se retuerce las manos cuando está nervioso y la paciencia infinita que tiene con Sheldon lo hacen también fabuloso, sólo puedes esperar que se le cumplan los sueños con la vecina.
Howard, bueno, ese me parece el más complicado. Es gracioso y mucho, pero con esa actitud de casanova que raya en lo pervertido y vistiéndose como el quinto Beatle con mal gusto no puede menos que ponerme tan nerviosa como a Penny y no de una manera positiva, precisamente, lo cual sólo es otra muestra de las estupendas actuaciones.
Raj era dejado un poco de lado al inicio de la serie, pero tiene más participación actualmente y es una verdadera pena que no pueda hablar frente a una mujer, porque sin duda es quien más éxito tendría con ellas. Sus comentarios sarcásticos y agudos lo hacen el más “normal” del grupo, sumado a las tremendas aventuras a las que lo arrastra Howard.
Penny trae un poco a tierra a este grupo de freeks y puede notarse su influencia para que se abran un poco al mundo, especialmente Sheldon, aunque con él ha tenido más fracasos que triunfos, pero igual está allí, haciendo a veces de voz de la razón, por raro que suene.
Hablar de capítulos lograría que este post resulte interminable, porque no tengo uno favorito, todos son geniales. Están por la tercera temporada y cada episodio dura en promedio veinte minutos, así que resulta muy sencillo hacerse un tiempo para verla. Son pocas las comedias que te aseguran carcajadas y encariñarte con los personajes, de modo que es más que recomendable.
Dejo un video que encontré con uno de sus momentos más memorables.
Había pensado en escribir acerca de la caída del Muro de Berlín, de la que se conmemoran veinte años. Es algo que siempre me ha impactado, si bien entonces era muy pequeña para comprenderlo. Luego, ya mayor, llegué a la conclusión de que me tocaba tan íntimamente porque me horroriza pensar en todos aquellos separados de sus hermanos por la locura de unos gobernantes.
Sin embargo, leí ayer una columna de un conocido blogger de mi país, Mario Sifuentes, acerca del maltrato al que fue sometida recientemente Yoani Sánchez.
Imagino que quien lea esto debe de haberla oído nombrar alguna vez, y si no es así, tampoco es nada que no se pueda remediar con facilidad. Yo, al menos, no supe de su existencia hasta hace unos meses.
Yoani es una ciudadana cubana, filóloga de profesión, que tiene un muy exitoso blog en la isla. La mujer, Dios la bendiga, no tiene pelos en la lengua o en este caso, en los dedos, y desde el inicio ha contado las cosas como son en su Patria. No tiene filiación política, sólo expresa lo que vive un ciudadano común y corriente, más allá de lo que pueda pensar cualquiera que vea las cosas desde fuera. Obvio que el régimen actual no sale muy bien parado, ya que ella deja en claro que la vida por allá no es precisamente el Paraíso que los oficialistas quieren vender al mundo. Ojo, no pretendo, al menos en este momento, enarbolar la bandera de “libertad para la isla” o algo así, y no porque no lo piense exactamente, sino porque creo que la vida es algo más complicada que eso.
Lo que ocurre, además, es que no me considero lo suficientemente apta para dar información fehaciente, a lo mucho expresar mi opinión y este post en particular no es para eso. Si quieren saber bien lo que ocurre desde dentro, lean a Yoani.
Sifuentes mencionaba en su relato el cómo había sido brutalmente atacada esta joven mujer por enviados ya todo el mundo sabe de quiénes. Fue técnicamente secuestrada, junto a otros bloggers independientes y golpeada de un modo horroroso, siendo objeto de amenazas contra su vida y luego abandonada en una calle.
Soy consciente de la maldad que existe en el mundo, pero no puedo dejar de asombrarme por un hecho así. ¿Qué hizo Yoani? Nada malo, estoy segura. Es tan sólo una mujer y una madre valiente que se ha hecho un nombre propio, tal vez sin esperarlo, solamente por decir la verdad. Ha ganado innumerables premios que ni siquiera le han permitido recibir en persona, es constantemente amedrentada y hasta tiene que disfrazarse, por increíble que parezca, para visitar hoteles y así tener acceso al Internet que para los ciudadanos cubanos resulta casi prohibitivo por los altos costos. Como si eso fuera poco, la página desde la cual comunica ha sido bloqueada por el gobierno y debe enviar sus textos por medio de correos electrónicos para que amigos en el extranjero puedan publicarlos en su lugar.
Me partió el corazón leer su última entrada, en la cual relata el ataque y menciona que su mayor preocupación al ser liberada es cómo explicarle a su hijo todos esos golpes, qué decirle de su país en el que pueden hacerle algo así por atreverte a decir la verdad.
Yoani comenta también que no va a callar, que va a seguir pese a todo y yo no puedo menos que admirarla profundamente y rezar por su bienestar. Espero de todo corazón que toda la gente posible se una para repudiar este acto salvaje y que esos innombrables sepan que esa mujer no está sola, que hay millones de personas en todas partes del mundo atentos a cada uno de sus pasos y que pueden tener la plena seguridad de que la libertad les está tocando a la puerta hace tiempo y tarde o temprano van a tener que abrir.
¿Ironía final? El día que Yoani y sus amigos fueron secuestrados, se dirigían a una marcha por la paz, la cual tuvo mucho éxito, por cierto.
El Solista narra la historia de un músico virtuoso, rayando en la genialidad, interpretado por Jamie Foxx, que sufre desde muy pequeño de ciertos desórdenes psicológicos que pasan desapercibidos, pero ya adulto se revelan como una esquizofrenia brutal, la cual lo lleva a dejar absolutamente todo: su familia, sus amigos y la escuela, acosado por los demonios de la locura. Lo único que su inconsciente se niega a abandonar y le sirve de salvavidas en la dura existencia que debe enfrentar solo es su don más preciado, la música.
Los azares del destino hacen que el afamado periodista Peter López, con una muy leída columna diaria en un periódico de Los Ángeles, papel a cargo de Robert Downey Jr., se tope con este hombre cuando la enfermedad ha hecho grandes estragos en él e inmerso en su propio mundo tiene como su bien más preciado un viejo violín con un par de cuerdas.
El hecho de que Nathaniel Ayers, el músico, viva como un indigente, arrastrando sus escasas pertenencias en un carrito de supermercado y tenga la desesperante manía de lanzarse a decir una serie de aparentes incoherencias hacen que el periodista vea en él a su próxima noticia, el pintoresco personaje con una historia trágica que puede proveerlo de un par de columnas destinadas a conseguir la empatía del público. Y vaya que lo logra, pero el señor López no puede imaginar lo mucho que va a influir este hombre en su vida.
Desde que supe de esta película intuí que sería buena e independientemente de lo que puedan opinar los entendidos, luego de haberla visto me reafirmo en mi opinión.
Robert Downey Jr. y Jamie Foxx juntos en una película dramática inspirada en un hecho cien por ciento real ya nos da una idea de que la cosa va por buen camino. Cierto que dos buenos actores no hacen una película, sino que lo digan Al Pacino y Robert de Niro, pero esa es otra historia. El punto es que no sólo se trata aquí de las interpretaciones, sino del excelente guión y el rumbo que toma la historia. Nada parece forzado, aún las situaciones más extremas fluyen de manera natural.
Uno pensaría, desde el título, que la cinta gira en torno a la música, pero no es así, no en realidad. En mi opinión, el eje central de esta historia es la amistad; el como esta puede superar cualquier barrera, aún la de la razón misma.
La conclusión final a la que llega el personaje de Downey Jr. es absolutamente conmovedora y te deja un sabor agridulce, una mezcla de pena y esperanza; yo he optado por dejar que la segunda tome más fuerza en mí, ¿porqué no?
Para terminar, una excelente película, sencilla, sin grandes pretensiones. Una gran historia de amistad y lealtad bien trazada que con extraordinarias actuaciones de los protagonistas y un buen soporte en los actores secundarios, nos entrega la oportunidad de plantearnos algunas preguntas respecto a qué es lo verdaderamente importante en la vida y si estamos dispuestos a dejar nuestros prejuicios de lado para buscarlo con el corazón abierto.
Siempre he encontrado realmente desconcertante toda esta polémica que se desata cada 31 de octubre en mi Patria.
Si bien como sabemos todos en esa fecha se celebra alrededor del globo la fiesta de Halloween, en mi ciudad tenemos una festividad muy apreciada el mismo día.
¿Cuál? El día de la Canción Criolla.
¿Qué es eso? Bueno, como su nombre en gran parte lo indica, es justamente la fecha escogida para festejar a ese género musical que refleja la mixtura de nuestra cultura. En lo personal, puedo decir que encuentro muy divertidas ambas fiestas.
Lamentablemente, existen muchas personas que no comparten mi opinión, porque he crecido oyendo mil discusiones acerca de porqué celebrar una costumbre extranjera cuando nuestra propia tradición es tan rica, por un lado, y por otro el nada feliz argumento de que Halloween es para la gente joven y el día de la Canción Criolla bien lo pueden celebrar los viejos. Chauvinismo e ignorancia, peligrosa combinación.
Creo, sin ánimo de entrar en controversias, que se pueden hacer las dos cosas y resulta tonto pensar que una está reñida con la otra; es más, me parece súper divertido disfrazarte de lo que te de la regalada gana, pedir dulces de puerta en puerta con el pretexto de que vas a acompañar a los sobrinitos y luego reunirte con los amigos en una buena peña para cantar y bailar esos valses maravillosos que por aquí abundan.
¿Conclusión? Sólo diviértete con lo que más te guste y siempre que no le hagas daño a nadie, ni siquiera a ti mismo, desde luego.
Espero encontrarme con algún inteligente caballero disfrazado de personaje de Austen para llevarlo a mi local favorito a bailar. Prometo buscar un traje apropiado.
Los dejo con una de mis canciones favoritas, con la Gran Chabuca Granda a la cabeza y Felipe Pinglo muy cerquita.
José Antonio interpretado por la maravillosa Lucha Reyes.
El Plebeyo interpretado por Jesús Vásquez, gran señora de la canción criolla.