En el corazón de Italia, el catedrático de simbología de
Harvard Robert Langdon se ve arrastrado a un mundo terrorífico centrado en una
de las obras maestras de la literatura más imperecederas y misteriosas de la
historia: el Infierno de Dante. Con este telón de fondo, Langdon se encuentra a
un adversario escalofriante y lidia con un acertijo ingenioso en un escenario
de arte clásico, pasadizos secretos y ciencia futurista. Apoyándose en el
oscuro poema de Dante, Langdon busca respuestas y personas de confianza en una
carrera contrarreloj antes de que el mundo cambie irrevocablemente.
Dan Brown es uno de esos autores con un estilo muy particular, muy propio y, suerte la mía, me gusta. Sé que algunas personas lo encuentran un poco repetitivo, pero en lo personal creo que es admirable la forma en que logra partir de una idea, y desarrollarla de muy buena forma, luego de pasar por un proceso de documentación sencillamente impresionante.
Algunas de sus novelas son mejores que otras, claro; si bien El Código Da Vinci le dio a conocer, me quedo sin dudar con Ángeles y Demonios. Como imaginan, con lo bien que lo paso con sus libros, tenía claro que necesitaba leer Inferno tan pronto como fuera posible, y así lo hice.
El ya conocido doctor Robert Langdon, que siempre relacionaré con Tom Hanks (lo hizo tan bien en las películas que no puede ser de otro modo), despierta en la cama de un hospital, sin saber cómo ha llegado allí, sufre de amnesia, y no puede recordar nada de lo ocurrido en los últimos dos días. Le informan que ha recibido un disparo en la cabeza y cuando aún no ha terminado de hacerse a la idea de su situación, la supuesta causante de sus desgracias aparece en la sala y asesina a uno de los médicos que le cuidan, de modo que no le queda más alternativa que huir con la doctora Sienna Brooks, quien le ofrece ayuda.
Y entonces empieza la aventura para todos nosotros.
Acompañado por esta misteriosa mujer, personaje que me fue resultando cada vez más interesante según avanzaba la historia, Langdon se sumerge en el mundo de Dante, y su afamada obra, La Divina Comedia, con especial hincapié en su paso por el Infierno, de allí el título de la obra. En poder de un mapa, el profesor se verá en la necesidad de seguir las pistas que este le revele, no solo para descubrir los secretos que esconde, sino también para recuperar sus recuerdos.
Brown nos lleva por algunos de los escenarios más hermosos del mundo, y nos da una lección tras otra de historia del arte en el recorrido. Por cierto, quizá lo único que criticaría del libro es que llega un momento en que el autor puede empezar a saturarnos con sus descripciones, eso de que piensas "Me lo cuentas todo de una estatua más y...", pero pronto lo supera y el ritmo de la narración no decae.
Siento que Brown ha mejorado como autor, ha aprendido a atar algunos cabos sueltos y lograr que la premisa principal de la historia se mantenga de principio a fin. No teme tocar temas controversiales, como pasó en El Código Da Vinci, algo que ha sido una constante en su carrera, pero es cierto que siempre parecía buscar un final que contentara a todo el mundo, como si temiera ir más allá y a raíz de ello podía sacrificar su propias ideas. Aquí en Inferno no ocurre eso, mantiene una posición muy firme hasta el cierre y creo que ello le permite llegar con mayor profundidad al lector, así como hacerlo pensar.
Definitivamente, Inferno es un libro muy, muy recomendable.