Obra maestra de la narrativa del XIX y una de las grandes
novelas de Jane Austen, Emma cuenta la historia de una inteligente y laboriosa
joven empeñada en hacer de Celestina de todas sus amistades. Cuando su
institutriz, amiga y confidente decide contraer matrimonio, Emma Woodhouse se
queda sola con sus propios sentimientos y se enfrenta al vacío de su vida y a
la penosa tarea de intentar que los demás lleven una vida tan perfecta como la
suya. Todos sus trabajos de manipulación sentimental crean a su alrededor una
telaraña de enredos, malentendidos y confusiones que ponen a prueba su
confianza en sí misma. Novela exquisita y espléndido retrato de la Inglaterra
de provincias de principios del siglo XIX, Emma es una obra imperecedera y su
protagonista ocupa uno de los lugares de honor en la galería de las heroínas
inolvidables de la literatura universal.
Es posible que Emma sea una de las obras de Jane Austen que más me llevan a la reflexión. Desde luego, lo hago con todas porque creo que no existe novela de esta excelente autora que no tenga un trasfondo profundo e interesante; y sin embargo, me pasa algo especial con Emma. Para empezar, podría decir que de todas sus protagonistas, el personaje de Emma es con el que más me cuesta empatizar. Quizá sea por la frivolidad de la que hace alarde en buena parte del libro, o por el hecho de que se cree más lista de lo que en verdad es; cualquiera sea el caso, me ha costado una lenta y pausada relectura poder apreciarla en toda su magnitud y dejar de lado sus muchos defectos para profundizar en sus virtudes, que no son pocas. Respecto a esto, vale mencionar que según leí por allí, Jane dijo acerca de Emma: "Voy a crear una heroína que, excepto a mí, no gustará mucho".
Según se menciona con frecuencia, Emma es una de las mejores obras del siglo XIX y no faltan razones para asegurarlo. La construcción de personajes es sublime, la trama es sencilla, pero profunda, y la pluma ágil y cargada de ironía de Jane Austen parece haber llegado aquí a su punto más alto. Si se lee sin detenerse en los detalles, es posible que esto último resulte tan sutil que pueda pasar casi inadvertido, de allí que sea tan importante leer con calma e incluso releer algunos párrafos con el fin de captar ese reflejo de la sociedad de su tiempo que Austen se preocupó por plasmar.
"Las sorpresas son tontas. El placer nunca aumenta y los
inconvenientes son muchas veces considerables"
Nuestra heroína es muy diferente a las que la autora acostumbraba crear. Emma Woodhouse no tiene un ideal romántico del amor, o al menos no en lo que concierne a sí misma. Está obsesionada con la idea de emparejar a las personas que le rodean de acuerdo a sus propias ideas y perspectivas sin considerar del todo sus sentimientos. Ella, que es de corazón generoso y buena juez del carácter humano, cree que no puede equivocarse y sabe mejor que nadie lo que es mejor para las personas por las que muestra interés. Sin embargo, según avanzamos en la narración, seremos testigos de cómo fracasa una y otra vez, ignorante de la complejidad del ser humano y sus emociones, así como del hecho de que al carecer de experiencia propia está poco preparada para llevar a buen puerto sus alocados proyectos.
Otro punto interesante que hace a nuestra heroína tan poco común para la época en que se desarrolla la historia, es el hecho de que no es una joven de escasa fortuna en busca de un potencial esposo. Emma no tiene mayor interés en casarse ni lo necesita; es más, cree sinceramente que en su caso el sucumbir al matrimonio le traería mayores dificultades que beneficios, pero por contradictorio que pueda parecer, está convencida de que no ocurre lo mismo con las personas de su entorno.
“Era mucho esperar, incluso de Harriet, que se pudiera
enamorar de más de tres hombres en un solo año.”
Un personaje que merece especial mención es el querido y muy centrado Mr. Knightley, amigo de Emma y quizá el único dispuesto a decirle siempre lo que opina respecto a sus actos, por poco apreciados que puedan ser sus comentarios. Es un observador de la naturaleza humana, tiene un criterio envidiable, y jamás juzga a quienes no lo merecen. El profundo cariño que siente por Emma es obvio para todo el mundo menos para ella, y este hecho aporta mucho en lo que a su trama se refiere, ya que cuando al fin se de cuenta de ello, piensa que es muy tarde para corregir todos su errores. Aunque, como bien dijo Jane Austen alguna vez respecto a sus libros; "Mis personajes tendrán, luego de algunas tribulaciones, todo lo que desean".
"Si te amara menos, podría hablar más de ello. Pero
sabes cómo soy, nunca te diré más que la verdad"
Obviamente, recomiendo este libro encarecidamente. Es una joya de su tiempo que ha trascendido hasta el nuestro sin perder una pizca de su valía.