26 octubre 2014

A TROMPICONES: MIRJAM PRESSLER



Thomas, un muchacho de quince años, es un minusválido que debe caminar con muletas y un aparato en sus piernas. Acomplejado por su defecto físico, no deja de mortificarse. Pero los problemas que sufre su familia, en especial su hermano pequeño Frieder, acosado por la amenaza del fracaso escolar, le harán tomar conciencia de que sus dificultades no son insalvables. Como le dice un compañero de estudios, "vosotros los minusválidos creéis tener la exclusiva del sufrimiento". Así, no tardará en aprender que existen en la vida padecimientos mucho peores que su tara física.



Cuando este libro llegó a mis manos empecé a buscar información acerca de él y en especial acerca de su autora, Mirjam Pressler; pero es poco lo que logré averiguar. Quizá el dato más curioso que encontré fue el que me hizo llegar una amiga, que me comentó que había leído a la autora y que le gustó, pero que sus libros le parecieron un tanto tristes. Con ese dato en mente, y una sinopsis que no terminaba de convencerme, empecé la lectura de A trompicones, y puedo decir que ha sido un corto viaje muy profundo y  un tanto descorazonador en un inicio, pero que remonta en el final con el toque preciso de esperanza que toda vida necesita.

Thomas tiene quince años y nació con una malformación congénita que le impide caminar con normalidad; debe usar muletas y aparatos para poder desplazarse y se ve dependiente de los demás para tareas tan sencillas como ir a la escuela, o visitar a su abuelo, lo que le provoca cierta amargura y un estado constante de insatisfacción; aún más, es notorio durante casi todo el libro que de alguna forma busca culpar al mundo por sus circunstancias y se escuda en sus problemas para confrontar siempre a quienes lo rodean. Y no que no tenga motivos para sentirse desdichado más allá de sus problemas físicos; su familia no es precisamente una muy simpática. Padres física y emocionalmente ausentes que, o bien se entregan al trabajo para escapar de la difícil situación en casa, como hace el padre, o sencillamente se convierte en una especie de verdugo de sus hijos con una falsa actitud de preocupación que en verdad le sirve para enmascarar sus propios sufrimientos, como es el caso de la madre.

Thomas pasa buena parte del libro en un constante estado de autocompasión que confieso encontré un tanto exasperante, pero que se hacía menor al pensar en el hecho de que se trata de un personaje muy joven, que sufre, no encuentra su lugar en el mundo, y se ve aislado de quienes deberían ser su mayor apoyo en una etapa tan difícil de su vida. Quizá el único ser del todo noble y desinteresado que convive con él y que le muestra un cariño sin condiciones es Friederer, su hermano pequeño, pero este personaje carga con sus propios demonios pese a su corta edad. Friederer es un chico hermoso, en apariencia perfecto, pero no destaca por su inteligencia, y su gran timidez le lleva a encerrarse en sí mismo, lo que genera una serie de dificultades para él que lo llevarán a un punto de no retorno. Estamos entonces ante una situación imposible que se presenta de golpe para la familia de Thomas y de la que todos tendrán que aprender algo, y decidir si están dispuestos a continuar o darse por vencidos.

Creo que pese al aire de tristeza que inunda las páginas de este libro, es imposible no sentirse idenfiticados con algún personaje, con las circunstancias, o la vida en familia que se nos muestra, y es duro porque nunca resulta agradable enfrentarnos a malos recuerdos o personajes que nos obligan a ver dentro de cada uno, pero también es una gran lección para aprender a superar los problemas y conferirles la importancia que merecen sin permitir que nos frenen en el camino de la vida. Recomiendo mucho esta historia para cualquier edad y cualquier momento, es muy corta, se lee en un suspiro y te deja reflexionando, algo que siempre se agradece.


20 octubre 2014

EL RESCATE: NICHOLAS SPARKS




El bombero voluntario Taylor McAden se siente empujado a asumir grandes riesgos para salvar vidas, no importa si se trata de fuegos incontrolados o accidentes mortales. Sin embargo, hay algo a lo que Taylor si tiene miedo: enamorarse. Cuando una tormenta feroz llega al pueblo donde vive Taylor, Denise Holton tiene un accidente cuando su coche patina y se sale de la carretera. La joven, que viajaba con su hijo de cuatro años, un niño con dificultades de aprendizaje severas, queda inconsciente y sangrando. Cuando Denise despierta, tiene que enfrentarse con una terrible noticia: Kyle ha desaparecido. La búsqueda del niño hace que Taylor y Denise acaben por conocerse y establecer un vínculo muy fuerte. Taylor se verá arrastrado a la posibilidad de ser el el rescatado en esta ocasión: rescatado de una vida sin amor.



Ay, Nicholas Sparks. Quien lo haya leído o visto alguna adaptación de su obra al cine sabrá el porqué de mis reparos a empezar sus libros. No que piense que no me puedan gustar; al contrario, Sparks tiene un estilo muy bueno y que siempre consigue engancharme a sus historias, el problema es que tiene también una tendencia muy marcada a sorprender al lector con acontecimientos que pueden resultar un poco dolorosos, sea prescindiendo de un personaje principal, o descubriendo hechos que nos descuadran un tanto en la lectura por inesperados y, repito, dolorosos. Y bien visto, esto no es precisamente malo, o un problema en sí, en primer lugar porque Sparks no es considerado un autor de novela romántica en realidad, sino sentimental, y por otra parte, ¿no es así la vida? La vida no es justa, no siempre es bonita y, nos duela o no, debemos enfrentarnos siempre a sucesos tristes. 

En El rescate, Sparks abre la historia presentándonos a la protagonista, Denise, una joven madre soltera que no solo debe lidiar con la crianza de su pequeño hijo sola, sin familia y con escasos recursos, sino que desgraciadamente se enfrenta a los serios problemas de aprendizaje y comunicación que su niño presenta. Este es un punto que destaco de la novela y es que, si bien es fácil suponer que estamos frente a una historia enfocada en el romance, esto no es así. El romance es importante, claro, pero como una vía, un vínculo que une a los protagonistas, pero que no deja de ser un punto más de la historia y que se desarrolla con los muchos otros que el autor nos presenta. Obviamente, Sparks se documentó mucho acerca de los problemas del habla y comprensión en los niños porque comparte mucha información al respecto, y lo hace de forma clara, nada técnica, como si deseara que llegara a sus lectores y estos pudiéramos comprender cuán difícil es la vida para chicos que sufren estos problemas, así como para sus padres y lo entregados que están ellos para ayudarles a superar los escollos que esto les genera en sus vidas. 



Y así como parte de la historia gira alrededor de Denise y su hijo, tenemos también a nuestro protagonista, Taylor, un hombre que aparenta no tener mayores problemas. Se nos presenta como un miembro querido de su comunidad, con una madre amorosa, un negocio floreciente y una inclinación admirable por ayudar a los demás. Hasta allí todo bien, un ciudadano modelo y cuando vemos la forma en que se acerca a Denise y el cariño que desarrolla por su hijo, creemos que sin duda todo irá bien, que nuestra heroína al fin ha encontrado alguien con quién compartir sus cargas y conocer el amor. Pero, como mencionaba más arriba, esta es una novela de Sparks y las cosas no son tan sencillas porque la vida no lo es. Taylor esconde un hecho del pasado que explica en gran medida esa obsesión por cuidar a quienes le rodean y que lo lleva, a veces, a exponerse más de lo necesario al peligro; y es un hecho triste, muy triste, que tanto hace que sientas compasión por él como no puedes evitar encontrar un tanto frustrante que no se atreva a reconocer sus problemas. 

Creo que lo que más he disfrutado de esta novela, sin que sea mi favorita del autor, es el hecho de que se trata de una historia real y madura; es fácil sentirse identificado con el accionar de los personajes porque, o alguna vez has sido como ellos, o conoces a alguien que lo es, y ello crea una conexión muy especial. Con esta novela se sufre, se ríe, se aprende; en fin, inspira muchas emociones, y creo que es lo mejor que puede regalarnos un libro, así que lo recomiendo mucho, tanto si son admiradores de Sparks, como si desean  estrenarse con su obra. 

15 octubre 2014

SUEÑOS DE ARENA: RAQUEL CAMPOS



Alexander Bestfold, duque de Hamton, viaja a Egipto para reconciliarse con la imagen de su padre. Allí se encontrará con muchos problemas, pero el que más le atrae es Zahra Perkins, la mordaz arqueóloga de origen egipcio que lleva la excavación.

La atracción entre estos dos polos opuestos, creará una guerra de voluntades, mientras luchan contra una conspiración que pondrá en peligro sus vidas.



No es un secreto que siento debilidad por las novelas románticas, que es comparable a mi fascinación por la historia; ahora, a esto le sumamos la magia y el misterio de Egipto y ya estoy del todo comprada, de allí  que cuando tuve esta historia en mi poder me apresuré a leerla y puedo decir que la he disfrutado mucho. 

Sueños de arena, un hermoso título, por cierto, es la última obra de una autora que ya he leído antes, Raquel Campos. En su momento tuve el gusto de leer sus primeras historias, Un amor en el tiempo, y Peligrosamente tuya, la primera es una historia de viajes en el tiempo y la segunda, contemporánea; desde entonces siento que leerla es una apuesta segura y ya siento su estilo muy familiar, algo que siempre se agradece porque es genial tener noticias de una nueva publicación de una autora que sabes te va a gustar. 

Decidí que Sueños de arena será uno de los libros con los que participaré en la lectura conjunta organizada por Laky para este mes, el de los Autopublicados. Dios sabe que resulta bastante complicado el llevar adelante todo el proceso de escribir una historia y hacer que esta llegue al público encargándote de cada parte del camino, y resulta emocionante cuando te encuentras con resultados como este, en que se ha cuidado cada paso al detalle. 



Respecto a la historia en sí, decir que cubre una serie de flancos que aseguran el disfrute de la lectura. Si, como yo, aprecias una buena historia de amor, imposible no sentirse encandilado por el romance de Alexander y Zahra, dos personajes muy ricos, con un mundo interior complejo y un bagaje emocional que afecta, para bien, y  para mal, el desarrollo de su relación; en particular he disfrutado conocer a Alexander, sin que ello le reste ningún mérito a Zahra, que la considero encantadora, pero creo que es el primero quien hace un viaje, literal y emocional, para crecer según avanza la historia, y siempre me siento fascinada por este tipo de personajes. Este romance se da de a pocos, de modo que resulta creíble, y resulta sencillo sentirte identificada tanto con uno como con otro. Y como menciono al inicio de esta reseña, no solo se trata de una linda historia de amor, sino que esta está ambientada en un escenario muy interesante, como es Egipto, pero no aquel que es más conocido, sino el Egipto profundo, por usar una expresión, ese lugar misterioso y que era aún casi desconocido en la época de la historia en que está ambientada la novela, cuando los primeros arqueólogos descubrían las grandes tumbas y vestigios de una historia pasada. Los conoceremos a ellos, al pueblo que participa en la preservación de sus costumbres, y también a ciertos personajes que pueden resultar desgraciadamente muy familiares, aún hoy, y me refiero a traficantes de tumbas, personas con poder o sin él que lucraban con la riqueza de un pueblo sin importarles el daño que pudieran ocasionar en el proceso. Por otra parte, conoceremos a una serie de personajes con historias propias y que "corren" en paralelo con las vidas de nuestros protagonistas y quienes les acompañan, con buenas o malas intenciones, en el desarrollo de su historia. 

No quiero contar mucho de la historia en sí, o no más de lo que ya he compartido hasta ahora, pero reitero que, si gustan de las novelas de amor, si les gusta la historia, o, aún mejor, son de los míos y no se pueden resistir a ambas cosas, sin duda disfrutarán de esta historia. 

05 octubre 2014

AFRODITA: ISABEL ALLENDE




"Me arrepiento de los platos deliciosos rechazados por vanidad, tanto como lamento las ocasiones de hacer el amor que he dejado pasar por ocuparme de tareas pendientes o por virtud puritana, ya que la sexualidad es un componente de la buena salud, inspira la creación y es parte del camino del alma. . . Por desgracia, me demoré treinta años en descubrirlo".



Isabel Allende es, de lejos, una de mis autoras favoritas. Siento que más allá de sus deficiencias, que las tiene, como todo autor, o como casi todos, ella logra algo muy particular que no siempre es posible y que admiro mucho en un escritor; logra llegar al lector hasta la fibra más sensible, y lo hace con una fórmula muy sencilla, lo logra siendo ella misma. Su estilo no es complejo ni rebuscado, escribe acerca de lo que conoce y le importa, lo que le ha marcado de alguna forma en particular y nos lo presenta de la misma forma en que lo haría un amigo contándonos sus historias; un poco adornadas con mucha frecuencia, sí, pero de alguna forma consigue que se conviertan en cercanas y nos toquen de diversas maneras. Me pasó con La casa de los espíritus, uno de mis libros favoritos, y lo ha conseguido con casi todas las obras publicadas a la fecha. 

Cuando su hija Paula murió tras una penosa agonía, un evento de su vida que la marcó de forma profunda y que retrató en ese libro tan conmovedor que es Paula, la autora pasó un tiempo sin retomar la escritura, y cuando lo hizo supo que estaba superando ese largo y doloroso proceso que es el duelo. Lo curioso es que decidió retomar su pasión con un libro muy particular, uno acerca de la cocina y el erotismo, un dúo infalible y del que se puede compartir mucho. Cuando lo leí por primera vez, y de eso ya han pasado algunos años, quedé impresionada por el tono divertido y desenfadado con el que comparte las experiencias de su vida, su historia con la cocina desde los duros años de la niñez en un internado inglés, pasando por los recuerdos de la infancia y los viajes de vacaciones familiares con los que cualquiera puede sentirse identificado. Además, la autora comparte una cantidad increíble de información gracias a la titánica tarea de documentación que emprendió al concebir este libro; nos enteramos de las costumbres de los países más lejanos y exóticos, de rituales que parecen salidos de un cuento y, precisamente, también muchos cuentos que forman parte del acervo cultural de una serie de pueblos, siendo los orientales los que me provocan mayor fascinación.



Como si todo lo contado fuera poco, las últimas páginas del libro están dedicadas a un buen y variado grupo de recetas que hará las delicias de quien las lea, las prepare y disfrute. Allende comparte cada una de ellas contándonos acerca de sus orígenes, la relación que la une a ellas, si la hubiera, así como una serie de hermosas ilustraciones hechas por un buen amigo suyo, quien participó en el proyecto, lo mismo que su madre, cocinera más que talentosa, y su agente y amiga. Este es un libro divertido e instructivo hecho con el deseo de llegar al lector tocando una de sus fibras más sensibles, un trabajo conjunto casi familiar, que, cuando es leído, nos convierte en parte de esa familia también, y solo por ello merece mucho la pena.