26 abril 2015

BLACKMOORE: JULIANNE DONALDSON



En la Inglaterra de 1820 la única carrera para la mujer es casarse. Pero Kate Worthington conoce su corazón y sabe bien que nunca lo hará. Su plan es viajar a la India, aunque solo sea para encontrar la paz que le pide su espíritu inquieto y para escapar de una familia a la que aborrece. Sin embargo, su entrometida madre tiene otros planes para ella, así que le plantea un trato: podrá ir a la India, sí, pero solo tras haber conseguido—y rechazado— tres propuestas de matrimonio.

Decidida a cumplir su parte del trato, Kate parte hacia la mansión de Blackmoore, para pedir ayuda a su amigo de la infancia, Henry Delafield. ¿Será capaz de rechazar una propuesta que, en realidad, es lo único que puede dar alas a su corazón?



Julianne Donaldson es una autora que descubrí gracias a Edenbrooke, su primera obra publicada y caí rendida por su estilo sencillo y tan sentimental que me recordó a grandes autoras del género de la romántica y de algunas clásicas. En su momento hice una reseña para ese libro, que podrán encontrar aquí, y prometí que tan pronto como pudiera leer Blackmoore, su siguiente obra, compartiría también mis impresiones. Bueno, al fin me di el gusto de comprarlo, y lo he disfrutado de principio a fin.

Kate Worthinton es una de esas heroínas con las que resulta imposible no sentirte identificada porque es muy humana, con lo bueno y lo malo que ello implica. En este caso, es una joven inteligente, despierta, con un sentido de la aventura muy desarrollado, pero oprimida por una familia que deja mucho que desear. Un padre indiferente y encerrado en sí mismo, unas hermanas frívolas y egoístas y, lo peor, una madre que hace parecer a la señora Bennet de Orgullo y prejuicio como un ser angelical y preocupado por la felicidad de sus hijas; en verdad me atrevo a decir que es uno de los personajes más aborrecibles acerca de los que he leído últimamente y sentí una pena infinita por Kate ante todo lo que la pobre debe soportar. 

Por otro lado tenemos a Henry Delafield, nuestro protagonista, que es sencillamente adorable y encantador. No lo sé, quizá sea la edad y la experiencia, pero he llegado a un punto en mi vida, que aplica también a mis lecturas, claro, en que aprecio la bondad por sobre todas las cosas; siempre es interesante leer acerca de personajes complejos y oscuros, me encantan, pero sin duda caeré rendida ante un protagonista que se muestra sencillo, sin dobleces y que es todo generosidad y desprendimiento, como Henry.



Cuando Kate al fin se ve a punto de cumplir uno de sus sueños, el visitar Blackmoore, la propiedad que su querido amigo Henry alguna vez heredará y de la que tanto ha oído hablar, no puede estar más feliz, además de que está decidida a cumplir su sueño de viajar a la India con su tía favorita. Sin embargo, gracias a la intervención de su madre (¿he mencionado cuánto la odio?), ve en riesgo sus planes. De modo que debe transigir a hacer un extraño pacto: solo podrá visitar Blackmoore y hacer el viaje de sus sueños si consigue tres propuestas matrimoniales, las mismas que deberá rechazar.

Bajo esta premisa, Donaldson nos lleva a la hermosa Blackmoore, una casa cargada de secretos, que nos es presentada de forma perfecta con descripciones al detalle que logran que sintamos casi como si estuviéramos allí. Es evidente lo mucho que Henry ama a Kate, excepto para ella, creo, y resulta frustrante ver cómo ella está obsesionada en alejarse de él y todo lo que la rodea, además de que ha prometido no casarse jamás; pero es gracias a sus pensamientos, ya que la historia está narrada en primera persona, y debido a esos inteligentes saltos al pasado que la autora intercala en la narración,  que descubriremos cuáles son los verdaderos motivos que llevan a Kate a actuar cómo lo hace. 

Blackmoore sigue la estela dejada por Edenbrooke; mantiene ese aire cargado de sencillez y exquisito romanticismo y me atrevo a decir que lo supera un poco en lo que se refiere al desarrollo de personajes secundarios y la complejidad de la trama. Un libro muy recomendable. 


22 abril 2015

FELIZ DÍA DEL LIBRO



“Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran". André Gide.

06 abril 2015

UN CANALLA SIEMPRE ES UN CANALLA: SARAH MCLEAN



Diez años atrás, el marqués de Bourne fue expulsado de la sociedad sin nada más que su título nobiliario. Ahora, propietario del club de juego más exclusivo de Londres, el frío y cruel Bourne está dispuesto a hacer lo que sea necesario para recuperar su herencia. Incluso casarse con la perfecta lady Penelope Marbury.

Un compromiso roto y años sufriendo decepcionantes cortejos, han provocado que Penelope pierda cualquier clase de interés en un matrimonio convencional y tranquilo, quiere algo más. Sin duda es una suerte que su recién estrenado marido esté en disposición de mostrarle un nuevo mundo de placer.

Es posible que Bourne sea el príncipe de la decadencia en los bajos fondos londinenses, pero se ha jurado a sí mismo que mantendrá a Penelope al margen de toda aquella perversidad. Algo que va a suponer todo un reto cuando ella descubra el deseo y se atreva a apostarlo todo por él, incluso su corazón.



Escuché comentarios tan positivos para Sarah McLean y su obra que, al fin, me animé a ir por uno de sus libros y ha sido una de las mejores decisiones literarias que he tomado en mucho tiempo. Soy muy aficionada al género del romance, y si este es histórico, aún mejor, es mi perdición, pero hay mucha oferta en la actualidad y cuesta dar con un autor que tenga ese estilo en particular que me lleve a disfrutar de la lectura. Puedo nombrar a varias autoras de este género que se han convertido en mis favoritas, como Julia Quinn, Lisa Kleyas, Laura Kinsale, etc, pero hace un tiempo que no daba con una que me enganchara de la forma en que Sarah McLean lo ha hecho.

Un canalla siempre es un canalla es un libro sencillo con una premisa que no tiene nada del otro mundo, pero es el estilo de la autora, su habilidad para narrar, la que me ha conquistado; adoro encontrar brillantez en la simpleza, creo que es una de las cosas más difíciles de conseguir al escribir, y Sarah puede hacerlo. Esta novela está concebida como la primera de una serie, hasta donde sé se trata de una tetralogía y este es el punto de partida para conocer el mundo de El ángel caído, un club de apuestas en plena época victoriana regentado por cuatro administradores muy peculiares, cada uno con una historia bastante compleja. En Un canalla siempre es un canalla, se nos presenta a uno de ellos, quizá el más complicado y difícil de comprender, al menos para mí. Michael tenía una vida fantástica, heredero de un marquesado y contaba con excelentes amigos, la mejor de ellos, Penélope Marbury. Sin embargo, joven e impetuoso, cometió la tontería de jugar a las cartas buena parte de su heredad, y al perderla, decidió auto exiliarse y buscar su propio camino fuera de la sociedad a la que hasta entonces pertenecía; pero, y aquí lo que inicia su historia de amor con Penélope, se promete a sí mismo que cobrará venganza y recuperará lo que le fue arrebatado y que significa tanto para él; infortunadamente, Penny es un medio para conseguir ese fin, y es entonces cuando el marqués de Bourne va a tener que replantearse si debe aferrarse a sus rencores o estar dispuesto a perdonar y volver a ser la persona que era antes de que su vida diera un vuelco.



Los personajes están muy bien perfilados, en particular Michael, que no es tan fiero como hace suponer la sinopsis, y sí bastante complejo y con mucho por descubrir tras esa máscara que exhibe la mayor parte del tiempo; pero confieso que en ciertos momentos he visto cierta debilidad en Penélope que no me ha convencido del todo, y sin embargo,  lo tomo como esas sombras propias del ser humano, que no siempre actúa en consecuencias con sus actos, pero que visto como un todo nos muestra un mundo interior muy rico y, en particular en el caso de ella, desarrolla bien ese cuestionamiento propio de quien se ve manipulada por todo el mundo solo por vivir en una época en que la mujer no tenía derecho a elegir su futuro. Pero Penny, a su manera inteligente y racional, lo hace, y ello la convierte en una heroína muy interesante. La historia de amor en sí transcurre de forma creíble, sin prisas, y se aprecia aún más por el hecho de que nace de esa amistad y complicidad que une a los protagonistas desde su infancia.

Sin duda es un libro muy recomendable, perfecto para dar inicio a una saga que creo será de mis favoritas. Por lo pronto ya he leído la siguiente entrega, Amor con amor se paga y puedo decir que me ha gustado aún  más, que no es poco. En cuanto mis bolsillos se recuperen iré por la tercera entrega y me quedaré mordiéndome las uñas hasta que salga el cuarto.