15 diciembre 2013

UN CUENTO DE NAVIDAD Y MÁS



Adoro la Navidad.

No es una confesión, señalo un hecho, y no, no teman, no soy de esas personas que van por allí cantando villancicos a voz en cuello (solo los tarareo y muy de vez en cuando), o deseándole felices fiestas a todo el mundo (esto lo hago cuando me encuentro con personas particularmente amables). Es solo que me encanta el ambiente, me gusta el que las personas estén más predispuestas a hacer cosas buenas, que se respire un aire de esperanza. Y sí, estoy de acuerdo en que es una verdadera lástima que no disfrutemos de hechos como estos todo el año, pero ¿acaso no deberíamos disfrutar de ellos cuando ocurren? En la actualidad son tan escasos... Recuerdo que cuando era una niña, si bien me gustaba la época, claro, no la disfrutaba como lo hago en la actualidad, y creo que en gran medida se debe a que ahora comprendo de mejor forma su significado. Ahora sé qué celebramos, pero sobre todo sé qué es lo más importante, y eso es dar. A la larga, la Navidad se trata de dar, y aunque me gustaría seguir el consejo de la Madre Teresa y "dar hasta que duela", es bueno eso de procurar hacer tanto como esté en nuestras manos y compartir un poco de alegría, aún con nuestras limitaciones.

Como verán, gracias al tutorial de Ludymilla, he conseguido hacer "nevar" en el blog, lo que me encanta, porque le da un aire muy festivo. Y quiero también contarles acerca de uno de mis libros favoritos, ese que intento obsequiar siempre que puedo y del que creo todos deben haber oído hablar.

Conocí la historia de Cuento de Navidad, de Charles Dickens, gracias a una película hecha para la televisión protagonizada por un estupendo Patrick Stewart, y quedé tan impresionada por la historia que busqué el libro; desde entonces, lo leo al menos una vez al año, por esta época.



Cuento de Navidad es una historia entrañable por un autor universal, Charles Dickens, que condena la avaricia y ensalza las más sencillas virtudes hogareñas. 

Publicada a mediados del siglo XIX, se narra la historia del avaro Mr. Scrooge, a quien durante una gélida Nochebuena, solo en su casa, se le aparecerán en una noche tres espíritus, que representan su pasado, su presente y su futuro. Tras esta visita y tras visionar la soledad y la muerte que le aguardan, debido a que no tiene amigos ni familia y que se ha encerrado en su mundo de avaricia, Mr. Scrooge cambiará su modo de ver la vida. A través de los sueños que le sobresaltan, Dickens sabe evocar todas las nostalgias de la Navidad. Y muestra que el principal calor de estos días nace del cariño en los hogares; manipula con genio el escalofrío y la risa para ofrecer una mezcla deliciosa de fábula navideña, cuento de miedo y sátira de costumbres.




Cuesta mucho hacer una reseña de un libro como este, uno que es tan cercano y conocido. Puedo decir que pocas historias capturan el espíritu humano como lo hace esta, que aquí Dickens da una clase maestra de narración, con su fantástica descripción de los lugares en los que transcurre la historia y poniendo un énfasis especial en los personajes hasta hacerlos sentir casi familiares. Imposible no indignarse con el avaro y egoísta Scrooge, sentir afecto inmediato por el alegre Fred y amar a rabiar al buen Cratchit y su familia. 

En gran medida, Cuento de Navidad puede verse como una crítica a la Inglaterra del tiempo de Dickens, cuando la pobreza y las condiciones de vida y trabajo eran espantosas para los más humildes, en especial, los niños, un tema recurrente en la obra de este autor. 



Creo que se pueden rescatar muchas cosas de este libro, pero si hay algo que aprecio en lo personal, es ese mensaje de que siempre hay una segunda oportunidad, que de alguna u otra forma podemos corregir nuestros errores y ser mejores personas. Tal vez Scrooge necesitó que se le aparecieran tres espíritus y le llevaran de viaje por su pasado, presente y futuro, pero no creo que a todos nos haga falta. Si puedes detenerte un momento para mirar atrás y analizar tus actos, si eres capaz de darte cuenta de lo que está mal y bien y lo que puedes hacer mejor, pues allí está esa segunda oportunidad también para nosotros; es cosa de saberla reconocer.

El Scrooge del final del libro es la imagen de lo que es la esencia de la Navidad: generosidad, alegría, compasión, caridad, esperanza.... Creo haber leído en algún lugar que Dickens "revivió" la Navidad en el Reino Unido con este libro, y es maravilloso pensar que su obra sigue viva y continúa despertando el espíritu navideño alrededor del mundo. 


08 diciembre 2013

"Cántanos una canción esta noche..."



"Cántanos una canción" me parece una frase tan bonita y entrañable como "Cuéntanos una historia"; deben ser dos de los pedidos más mágicos que se pueden hacer, y el recibir una respuesta afirmativa, que alguien te cante una canción, o te cuente una historia, es uno de los gestos más generosos que puede tener un ser humano para con sus semejantes.

Un preámbulo un poco complicado para compartir una canción que adoro, lo sé, pero no he podido evitarlo, me ha aflorado la sentimental que llevo dentro, que por cierto, siempre aflora, para qué negarlo. Seguro que alguna vez han oído este tema de Billy Joel, ese genio maravilloso, pero hoy me ha provocado subirla porque se me ha dado por oírla una y otra vez estos días después de mucho tiempo, gracias a escuchar una versión muy buena en una serie que sigo, y el efecto en mí es el de siempre: me pone de buen humor, me da ganas de cantar, y me transmite emociones muy bonitas y positivas. De modo que la comparto para que la escuchen una vez más, y espero que la disfruten tanto como yo.





Son las nueve en punto de un sábado

Llega el público de siempre
Hay un anciano sentado cerca de mí
Haciéndole el amor a su Gin & Tonic

Me dice: Hijo, ¿puedes tocarme una vieja canción?
No estoy realmente seguro de cómo va
Pero es triste y dulce, y me la sabía completa
Cuando era joven

Cántanos una canción, eres el pianista
Cántanos una canción esta noche
Pues todos tenemos ganas de una melodía
Y tú nos haces sentir bien

Ahora John, el de la barra, es mi amigo
El me da gratis mis bebidas
Y es rápido con las bromas, o para encender tu cigarro
Pero hay algún lugar donde él preferiría estar

Me dice: “Bill, creo que esto me está matando”
Mientras la sonrisa desaparece de su rostro
Estoy seguro de que podría ser una estrella de cine
"Si pudiera salir de este lugar”

Ahora Paul es un “novelista” de bienes raíces
Que nunca tuvo tiempo para una esposa
Y platica con Davy, quien aún está en la Marina
Y probablemente siga de por vida

Y la mesera está practicando política
Mientras que el hombre de negocios se emborracha lentamente
Sí, ellos comparten una bebida a la que llaman soledad
Pero es mejor que beber a solas

Cántanos una canción, eres el pianista
Cántanos una canción esta noche
Pues todos tenemos ganas de una melodía
Y tú nos haces sentir bien

Es un lindo público para un sábado
Y el gerente me sonríe
Pues sabe que es a mí a quien han venido a ver
Para olvidarse de la vida por un momento

Y el piano suena como un carnaval
Y el micrófono huele como una cerveza
Y ellos se sientan en la barra y ponen monedas en mi frasco
Y me dicen: “Hombre, ¿qué haces aquí?”

Cántanos una canción, eres el pianista
Cántanos una canción esta noche
Pues todos tenemos ganas de una melodía
Y tú nos haces sentir bien


05 diciembre 2013

GRACIAS, MADIBA


Para mí, en mi corazón, Nelson Mandela es, y será siempre, uno de los hombres más valiosos que la humanidad ha tenido la fortuna de cobijar. No hay palabras que describan lo que este hombre significa para todos. En mi corazón, siempre relacionaré a Mandela con Invictus, el poema de William Henley y solo podré decirle las mismas palabras una y otra vez. Gracias, gracias, gracias, y mil veces gracias... por todo; qué afortunados hemos sido de tenerte tanto tiempo entre nosotros. Espero que estemos a la altura para respetar tu legado. 




INVICTUS


Más allá de la noche que me cubre

negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.

En las azarosas garras de las circunstancias

nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas

donde yace el horror de la sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,

cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino;

soy el capitán de mi alma.

01 diciembre 2013

CARTA DE UNA DESCONOCIDA: STEFAN ZWEIG


"Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora."



A veces escojo libros de acuerdo a mi estado de ánimo; imagino que le ocurre algo parecido a muchas personas. Hace unos días me sentía un poco melancólica y se me ocurrió ir por Carta de una desconocida de Stefan Zweig, un libro corto, cortísimo, pero extraordinario.

Un escritor recibe, en el día de su cumpleaños, una carta, la carta de una desconocida, la que da título al libro. En estas líneas, que son el alma de la narración, una mujer le cuenta la historia de su vida desde el momento en que ella siente que empezó, y esto fue cuando conoció al que sería el amor de su vida, que es precisamente el destinatario de esa carta, con la que quiere al fin, sabiendo que su vida acaba, confesar su amor.

Soy una romántica consumada, pero no considero que esta historia sea precisamente una de amor. He sentido muchas cosas mientras la leía. En primer lugar que estaba leyendo la confesión desgarradora de una mujer desesperada que quizá no tenía derecho a ver; a eso nos lleva Zweig, porque se mete en la piel de esta mujer y nos permite sentir como si en realidad no estuviéramos leyendo un libro, para nada; por unos momentos, que fue lo que me duró la lectura, pude ser una persona cualquiera que encontró la carta en cuestión entre los papeles del escritor y que no pudo reprimir su curiosidad. 



El amor de esta pobre mujer, y la llamo así porque la compasión que me inspiró solo se incrementaba según avanzaba en la lectura de su carta, es para mí en verdad una muestra de devoción llevada casi hasta la obsesión; pero jamás me atrevería a criticarla, por el contrario, sentí una lástima tremenda al pensar en todo lo que debió de sufrir a través de los años. Y sin embargo, conoció también la felicidad a su manera a través de los años y aunque visto desde fuera uno pueda pensar que en realidad sus motivos no fueran del todo reales, no puedes evitar alegrarte por ella, porque un ser tan noble de espíritu, tan dispuesto a entregarse del todo, despierta también cierta admiración.

No tengo idea de si un amor como este pueda darse en la realidad, supongo que es posible, y la idea, lo confieso, es un poco inquietante. Me pregunto si Zweig supo de algún caso como este y cuánto me gustaría preguntarle al respecto...

Bueno, obviamente, el libro me ha encantado, y con menos de 70 páginas se ha ganado mi corazón, tanto, que espero releerlo pronto, es una de esas obras que lo merecen. Espero que quienes no lo han leído, se animen con él, no hay manera de que no les llegue de alguna u otra forma y se vean, durante lo que les dure la lectura, como uno más de los tantos que han caído rendidos a las confesiones de esta desconocida.






“Hasta ese punto te he llegado a querer, por fin puedo confesártelo, ahora que todo ha pasado y todo está perdido. Y creo que si me llamaras cuando ya estuviera reposando en mi lecho de muerte, tendría la fuerza suficiente como para levantarme e ir hacia ti.”