Hoy, 31 de agosto, celebramos el día del Blogger en todo el mundo y Carolina, de Carolina Artesanías, ha tenido la genial idea de invitarnos a una fiesta para celebrarlo.
Creo que alguna vez comenté que para mí este blog es un espacio personal que quiero mucho, en el que puedo poner todo lo que es importante para mí y que con el tiempo se fue convirtiendo en punto de encuentro con personas maravillosas a las que llamo amigos.
Me emociono cada que subo una entrada y leo un comentario, pero más ilusión me causa pasarme por sus casas, intercambiar ideas y disfrutar de unos momentos de alegría con personas que quizá no estén muy cerca en lo físico, pero sí en lo emocional.
Mi pequeño aporte a la fiesta son esta serie de imágenes con este relato que leí hace un tiempo y que me llegó muy hondo, porque es justamente lo que pienso de la amistad, de los amigos de verdad, como ustedes. Una de las ideas era escoger a cinco amigos bloggers, pero se me hacen tan poquitos para nombrar siendo tantos los que significan para mí, así que continúo con mi idea original, darles las gracias y decirles lo que significan para mí.
EL ÁRBOL DE LOS AMIGOS
Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mientras otras apenas vemos entre un paso y otro.
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos. Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza a uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer con nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, del corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.
Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vaciones, o unos días, o unas horas. Ellos acostumbran colocar muchas sonrisas en nuestro rostro durante el tiempo que estamos cerca. Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en las puntas de las ramas, y que cuando el viento sopla, siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas; algunas nacen en otro verano, y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad hoy y siempre, porque cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Esta es la mayor responsabilidad de nuestras vidas, y la prueba viviente de que dos almas no se encuentran por casualidad.