Situada en Japón a finales del siglo XIX, “Los años de
espera” es un admirable y sensible retrato de la condición de las mujeres en un
país todavía inmerso en las viejas tradiciones feudales. Educada para cumplir
el rol tradicional de su sexo, Tomo no sólo debe soportar las humillantes
infidelidades de su marido, sino que incluso debe aceptar con sumisión el
encargo de buscarle concubinas y acogerlas bajo su techo. Primero será la
quinceañera Suga, luego vendrá la extrovertida Yuri... Esta novela plena de
sutileza y de sentimientos contenidos nos presenta una galería inolvidable de
mujeres que suscitan admiración por su entereza.
Los años de espera es uno de esos libros que, al menos para mí, parecen tenerlo todo para encandilar a un lector. La portada es muy sugerente, la sinopsis promete y, lo más importante, es obra de una autora insignia de la literatura oriental, como es Fumiko Enchi, una mujer con una historia personal interesante y que ha sabido volcar en su obra esa personalidad fuerte y profunda, pero sutil, con la que se abrió paso en el mundo literario hasta su muerte en 1986.
La novela nos narra una saga familiar, haciendo hincapié en el punto de vista de Tomo, la esposa de un importante miembro del gobierno japonés en una época de quiebre para un país atado a sus tradiciones, que ve como el mundo cambia a su alrededor y que, queriéndolo o no, debe amoldarse a la modernidad y la influencia extranjera sin perder su propia identidad. Fumiko Enchi tenía una capacidad maravillosa para profundizar en la psique femenina y retratar los sentimientos de mujeres complejas y acostumbradas a callar con una sutileza que, curiosamente, podía semejar verdaderos gritos. Tomo es el ejemplo de la dignidad femenina, de una dama criada acorde a antiguas tradiciones en las que la norma era satisfacer al hombre con el que se hubiera visto en la obligación de casarse, criar a sus hijos, y callar frente a sus indiscreciones, pero Tomo se cuestiona todo sin necesidad de hacer alarde de ello; sencillamente es una mujer inteligente que ve cómo el mundo a su alrededor empieza a quebrarse y se pregunta hasta qué punto debería tolerar esa vida que, bien pensado, ella no eligió.
Los años de espera es una historia relativamente breve y está narrada en tercera persona en largos capítulos, en los que los acontecimientos se suceden de forma suave y sutil, tal y como es Tomo, la protagonista. De un capítulo a otro, sin embargo, nos vemos sorprendidos por una serie de hechos que nos mantienen atentos a la historia y, algo muy interesante, la autora consigue introducir elementos comunes para ella, como los rituales de ese antiguo Japón y las maneras de sus habitantes de modo que en tanto transcurre la lectura una se siente casi parte de él y eso es maravilloso.
Los aliento a leer esta obra si les gusta la literatura japonesa, las sagas familiares, o simplemente desean encontrar un libro que retrate un tema interesante con maestría.