Lady Johanna, una indómita inglesa, está resuelta a luchar
por su libertad en la Inglaterra del 1200, un mundo dominado por hombres. Al
enviudar a los dieciséis años de edad, lady Johanna se prometió que jamás
volvería a casarse.
Entre mis retos personales de este año se encuentra el de leer a esas grandes autoras de romántica que, por un motivo u otro, siempre he tenido en espera. Entre ellas, Julie Garwood ocupa un lugar muy especial porque sus novelas no solo pertenecen al género romántico, sino que se desenvuelve, y con muchísima pericia, como he podido comprobar, en el romance histórico, algo que me fascina porque me juntan historia y romance bien sustentados y no puedo ser más feliz. Cuando vi Lady Johanna en oferta en la última feria del libro de mi ciudad, lo compré sin dudar un segundo y me alegra haber seguido mis instintos.
La historia transcurre en una época muy interesante de la historia y de la que confieso sé poco o nada, de allí que resultara un gran plus a la hora de empezar la lectura, me hacía ilusión conocer un poco más acerca de este periodo de tiempo, aunque confieso que temí por un momento verme defraudada porque me ha pasado que alguna vez he leído una novela histórica, no precisamente romántica, y se enfoca tanto en las tribulaciones de los personajes que apenas nos sitúa en el contexto histórico; por suerte, esto no ocurre aquí. Aunque predomina la historia de amor, claro, Julie Garwood se enfoca mucho en mostrarnos lo que ocurre en la vida de nuestros protagonistas en todo sentido; es decir, el difícil papel que les ha tocado en esta época tan compleja, Johanna como una muy joven viuda de un señor feudal inglés que se ve obligada a casarse con un guerrero escocés a fin de salvar su vida, y Gabriel, que tiene la difícil labor de unir un pueblo y plantar cara a los ingleses para conservar parte de su autonomía. La relación de los protagonistas transcurre de forma creíble, nada de flechazos incomprensibles ni amores a primera vista que hagan dudar de la madurez de sus sentimientos, y he aquí un punto a resaltar y que a mí, como mujer interesada en la igualdad de género, me parece quizá lo más resaltante de esta novela. Johanna es una mujer que fue víctima de abuso en su primer matrimonio por parte de un hombre monstruoso con quien fue obligada a casarse cuando era solo una niña, una práctica común entonces y que no nos es del toda ajena en nuestro tiempo, de modo que ella desarrolla, naturalmente, un carácter desconfiado, lo que hace más interesante el acercamiento con su nuevo esposo y el desarrollo de su relación.
Mención especial para un personaje siniestro y que grafica a la perfección parte de la mentalidad de muchos de los hombres en aquella época, de la religión y de quienes la interpretaban a su antojo, e insisto en que no es un ejemplo que aún ahora nos resulte lejano. La historia abre con este diálogo que impacta, y mucho, pero que se convierte en una pieza importante de la historia de Johanna y que deja una lección clarísima de la importancia de la igualdad, entonces, y ahora.
—Obispo Hallwick, se olvidó de las mujeres. ¿Dónde se sitúan
en el amor de Dios?
Reflexionando sobre la pregunta, el obispo se frotó la
frente.
—No las olvidé —dijo al fin—. Son las últimas en el amor de
Dios.
—¿Por debajo de los torpes bueyes? —preguntó el segundo
estudiante.
—Sí, por debajo de los bueyes.
Los tres jóvenes sentados sobre el suelo se apresuraron a
asentir.
—Obispo —dijo Thomas.
—¿Qué, hijo mío?
—Lo que usted enunció, ¿es la jerarquía de Dios o la de la
Iglesia?
La pregunta escandalizó al obispo: le sonó blasfema.
—Es lo mismo, ¿verdad?
Muchos de los hombres que vivían en aquellos tiempos estaban
convencidos de que la Iglesia interpretaba fielmente las ideas de Dios.
Pero algunas mujeres sabían que no era cierto. Ésta es la
historia de una de ellas.
Sí, yo también quería estrangular al obispo de marras, pero prefiero recomendar el libro para que vean qué le depara la historia; no considero spoiler decir que no es nada bonito, y me alegré por ello.