La semana pasada me resultó muy ajetreada, pero tuve la inmensa suerte de que se organizara un paseo el día viernes en el lugar en que trabajo, y la verdad que el descanso me hacia mucha falta, así que me anoté de inmediato y esperé el bendito día ansiosa, aunque retrasó un poco mis planes para ir a ver Harry Potter, pero lo pude solucionar.
Hubo algunas descoordinaciones, porque hasta un par de días antes no supe exactamente para dónde íbamos, pero al final el destino escogido fue Huarochirí, al norte de Lima, un lugar a unas dos horas del centro de la ciudad y con un clima muy cálido. No sé si lo sabrán, pero Lima Centro es una de las zonas más húmedas del país, y dicho en buen castellano, la mayor parte del año, respiramos agua, además de que tenemos este cielo "Panza de Burro", que le decimos, por su color gris, que se le quiere, pero de vez en cuando uno quiere un poco de cielo azul y clima seco.
Es increíble cómo al ir acercándote a la sierra limeña, el clima cambia totalmente, el olor es otro, hay mucho verde, o tanto como para encantar a quienes estamos acostumbrados a ver sólo cemento, y los sembríos empiezan a dejarse notar.
Hubiera preferido ir al pueblo, pero habían reservado ya un pequeño club para estar más tranquilos, y me gustó mucho. Un lugar tranquilo y acogedor, con un gran lago, alguna alberca, y lo mejor para mí, flores, que me gustan mucho.
Además, me llevé una buena sorpresa al ver que estábamos en una zona donde al parecer, por lo que pude averiguar, hubo alguna vez un asentamiento Inca, de allí esa suerte de andenes al lado de las montañas.
Y así me la pasé, tomando fotos como loca, liberando tensiones que ya me tenían al borde del llanto, y con toneladas de bloqueador encima para evitar la casi segura insolación. Me alegra decir que hasta parece que me he bronceado, cosa milagrosa tratándose de mi, sólo tengo un par de picaduras de mosquitos, el repelente me salvó de un problema mayor.
Me subí a los columpios para recordar la infancia, será que cuando una está relajada, su resistencia al ridículo aumenta.
Ahora batallando de vuelta a la rutina, y a avanzar la semana, con este mes que se pasa volando y viene uno de mis favoritos del año, Diciembre, ya que soy una fanática de la Navidad, pero vamos paso a paso que aún hay mucho por hacer.
