En particular, he disfrutado con el último relato, Odio sostenido, porque si bien resulta un poco perturbador, usa las palabras de forma tan precisa e hilvana una historia corta con tan buen pulso, que no he podido evitar sentirme sobrecogida por la actitud del protagonista y esa desesperación que muestra para aferrarse al odio, por sujetarse a él con uñas y dientes asumiendo que son otros quienes lo sienten y es justo que él lo experimente también, un pensamiento equivocado y en él que todo ser humano podría caer.
Un libro muy recomendable.