Me considero una persona creyente, más que religiosa, aunque no tengo del todo claro cuál es la diferencia. Pero me gusta la idea de creer en un Dios Supremo que está en algún lugar, velando por nosotros, por poco que lo merezcamos a veces, y que está muy por encima de las simples definiciones. Me bautizaron como católica y si bien no soy una fiel practicante de los preceptos de esta iglesia, tampoco reniego de ella, porque creo que es como muchas cosas abstractas a las que resulta fácil condenar, cuando son los hombres que la dirigen, quienes muchas veces enlodan su nombre. Creo sí, que muchas cosas pueden y deben cambiarse, por lo que justamente no comulgo del todo con sus ideas. Me pasa lo mismo con la política y mi patria; no creo que haya nada de malo en la política o en mi país, los malos son muchos políticos y alguno que otro compatriota.
Bueno, pero mis ideas un poco extrañas no vienen precisamente a cuento, o tal vez sí, depende de cómo se mire. Les comentaba en el post anterior que el 8 de diciembre, igual que en muchos países, creo, se celebra el Día de la Inmaculada Concepción, y aquí también, de paso, es costumbre que sea el día escogido para que los niños hagan la Primera Comunión.
Vivo en un distrito de Lima con una gran fe religiosa, y muy cerca tenemos el Morro Solar, que es un promontorio, o cerro, no estoy segura de cuál es la definición correcta, en el que hace muchos años se construyó un pequeño Santuario para la Virgen María, una figura por la que siento un particular cariño que me resulta difícil explicar; va más allá de su nombre, o lo que significa para los católicos, la veo como una mujer noble que fue mucho más de lo que se dice, y por quien siento un profundo respeto.
No voy a las iglesias porque no me gustan los espacios cerrados, me ponen nerviosa, me oprimen, y solo hago excepciones por motivos especiales; pero ir al Morro Solar a oír misa, en ese espacio abierto, con el aire que te golpea, un ánimo especial en las personas que se prestan las sombrillas, o se guardan un lugar, con un cura que por cosas del destino, es un tipo realmente sensacional, pues eso sí que le levanta el ánimo a cualquiera. Si excluimos la tremenda subida que te deja con las piernas temblando al día siguiente, pues tienes un lindo dia asegurado. Además, el 8 de diciembre se realizan actividades especiales para los pescadores, que tienen a la Virgen como su patrona, después de San Pedro, claro, por lo que el lugar está repleto, y se vive una atmósfera muy bonita, que de verdad en las iglesias no puedo sentirlas; a lo mejor y es cosa mía, que como decía, el estar en un lugar abierto me da una sensación de libertad especial, eso sin contar la linda vista.
Hay una cruz muy grande, de acero, que se hizo con los restos de las torres que los terroristas se echaron abajo en la época más difícil de mi país. La cruz cayó hace poco, debido al desgaste de los años, pero han puesto una nueva, conservando en la memoria el motivo por el que está allí.
Abajo están las playas de la Costa Verde, que no es tan verde como nos gustaría, pero en esas estamos, y puede verse el mar, olerlo, y disfrutar de esa estampa tan bonita.
En general, es un lugar muy bonito, y siento un particular cariño por este distrito porque tiene un ambiente de pueblo, al menos en su zona central, que no es nada común viviendo en un lugar tan centralizado como Lima, así que cada que puedo me gusta formar parte de esta fe curiosa que no es necesaria analizar, solo disfrutar, y si se puede, formar parte de ella. De por sí, esta época, invita a intentar ser mejores, más generosos, y pasar más tiempo con la familia, para gozar el espíritu navideño.
En fin, que no les he mostrado nada del otro mundo, pero estas fotos son parte importante de mi vida, y quería mostrárselas, así como hacen muchos de ustedes con sus preciosos lugares de origen. Ya saben algo más de mi país, de sus costumbres, y de las mías, que espero les inspire curiosidad para animarse algún día a conocer mi patria.
Un besote para todos, y que tengan un precioso fin de semana.
