Hace unos días me fui de compras literarias, como me gusta llamarles, y aunque tenía un montón de libros en espera, cuando llegué a la feria en la que acostumbro adquirir las obras, terminé decidiendo por algunos títulos ligeros, de los que tal vez hable luego, y como plato fuerte escogí un par de buenos libros de dos excelentes autores peruanos.
Primero cogí "Travesuras de la niña mala" de Vargas Llosa, que la tengo en espera hasta que haya dejado de escribir un poco o me deprimo; ese hombre es tan bueno, que después de leerlo siempre me siento poco menos que una ameba.
El otro fue "Abril Rojo" de Santiago Roncagliolo, un autor relativamente joven y muy talentoso que no sólo se dedica al periodismo, sino que además escribe en varias revistas y diarios, entre ellos, El País. Con esta novela obtuvo el Premio Alfaguara 2006.
Abril Rojo es una novela que aborda los últimos veinticinco años de violencia vividos en el Perú. El protagonista es el fiscal Félix Chacaltana Saldívar, un hombre solitario, aficionado a la poesía y abrazado a las formas más tradicionales. El fiscal tiene el encargo de investigar un crimen ocurrido durante la Semana Santa en Ayacucho. Ese crimen es el inicio de otros, sucesivos y misteriosos. Chacaltana sospecha que es Sendero Luminoso, el grupo terrorista que azotó al país durante los años ochenta. Y si bien él era un hombre respetuoso de la ley, termina acercándose a los irregulares métodos de la policía y el ejército peruanos.
Este es un libro, en gran medida policial, pero lo interesante es que la trama se enfoca en el protagonista, este fiscal tan apegado a las normas que al principio resulta casi insoportable, pero que luego, según se da de golpe con la realidad, cambia totalmente su moral, y ya no sabemos si lo preferíamos con su antigua personalidad.
Toda persona se sentiría identificada con el trasfondo de este libro, especialmente cualquiera que se hubiera visto asolado por la violencia en su país. En nuestro caso, el Perú sufrió mucho en los años ochenta y principios de los noventa por los distintos grupos terroristas que atacaban nuestro país. Sin embargo, cunde la polémica, ya que durante aquellos años las fuerzas armadas también actuaron de una manera muy cuestionable. En Lima se sintió, pero fue el interior del país, los pueblos más alejados y pobres, los que realmente se vieron perjudicados, ya que no sólo debían huir de los terroristas, sino también de los militares, que los veían como posibles sospechosos. Es decir, se encontraban entre dos fuegos; los desaparecidos y muertos se cuentan por miles, y aún ahora nos cuesta ponernos de acuerdo acerca de lo que la guerra interna ocasionó en nuestra sociedad; pasarán muchos años más antes de que encontremos la verdadera reconciliación, si es que eso ocurre, por supuesto.
Quizá sea justamente por eso que este libro es tan bueno, no toma partido, nos muestra fríamente lo que ocurrió y deja al lector la libertad absoluta para sacar sus propias conclusiones. Creo que del dolor se aprende para no cometer nuevamente los errores del pasado y "Abril Rojo" es un libro altamente recomendable.