¿Qué tiene de especial? Todo.
La trama gira alrededor de un profesor idealista y un grupo de estudiantes que se unen para darle vida al club de música “Glee”.
La mayoría de chicos que se enrolan en el club podrían considerarse los clásicos marginados de la escuela; ya saben, la chica que sueña con ser artista, pero no es precisamente popular; el nerd, que en este caso también es objeto de burlas por andar en silla de ruedas; el muchacho afeminado que se sabe gay pero teme confesarlo; la chica negra con voz de Aretha Franklin; etc.
Ahora, independientemente del hecho de que cada personaje parece pertenecer a un estereotipo, cosa que en realidad no ocurre, también vemos allí a las conocidas animadores y estrellas del equipo de fútbol.
El Show es fresco, divertido y con situaciones realmente increíbles. Vemos los sueños, decepciones y alegrías no sólo de los chicos del club, sino también de los adultos que los rodean.
El profesor, un hombre de primera, que debe lidiar con la dirección y la entrenadora de la escuadra de porristas, Sue, quien no oculta su desprecio por los integrantes del club. La orientadora de la escuela es otro personaje entrañable, eternamente enamorada de Will Shuster, el profesor, pero no puede más que resignarse con ser una buena amiga ya que él está casado con una mujer detestable.
Como decía, la idea parecí en sí un cliché, pero no lo es para nada. Las situaciones no tienen nada que envidiar a las de fabulosas series más conocidas o de mayor presupuesto.
Los actores son prácticamente desconocidos, lo que le da un punto extra, porque resulta fácil identificarse con ellos. Todos hemos sido alguno de esos chicos en la escuela, es casi seguro.
Lo único que podría considerarse negativo es la obviedad del playback, pero resulta fácil de ignorar cuando te ves envuelta por la música; la elección de canciones es muy acertada. Además, creo que es un error que subsanarán con facilidad en las próximas temporadas, porque si algo es seguro es que tendremos “Glee” para rato.
El primer video es uno de mis favoritos con la canción Don’t Stop Believing, que resume el espíritu de la serie.
Este es simplemente hilarante. Kurt, el chico gay, pertenece lo mismo que algunos de sus compañeros al equipo de fútbol y los convence para hacer la coreografía de Single Ladies de Beyoncé en pleno partido; un momento inolvidable.